viernes, 24 de julio de 2009

CORALES QUE CUSTODIAN LA BAHÍA.

Por. Lic. Ricardo Ferrer Aluija.

Frente a las costas de Nuevitas se extiende un arrecife de coral, cresta o parte elevada de una zona relativamente poco profunda del suelo marino, próxima a la superficie del mar, por lo que todo el que llega por vía marítima a la ciudad, recibe la bienvenida de esta importante formación.

Formada por una acumulación de aspecto y consistencia similar a la roca, de exoesqueletos calcáreos de animales de coral, algas calcáreas rojas y moluscos, construida capa a capa por los corales vivos que crecen sobre los esqueletos de las generaciones pasadas, los que crecen hacia arriba a un ritmo de más de un metro al año.

La barrera, que forma parte de la segunda más grande del mundo, está formada por varias especies entre las que se encuentran las conocidas como dedo, columna, lechuga y coral de ramillete de novia, que en su conjunto brindan un colorido sin igual a esa parte del suero marino.

Los arrecifes de coral son muy importantes en la producción pesquera pues más del diez por ciento de las especies que del entorno citadino, habitan en este ecosistema, que permite el desove, cría y alimentación de cangrejos, erizos, gusanos, langostas, tortugas y diferentes peces.

Es conocida la descripción que de estos importantes corales que protegen de la erosión nuestra bahía, han hecho varias personalidades, que cautivados por sus matices singulares en el que un importante papel juegan las agitadas especies que lo habitan, han querido dejar su impronta de los mismos.

Los marineros y pescadores cuidan de navegar cerca de estas barreras que por su altura, en bajamar muestran sus crestas, las que de no ser esquivadas, pueden dañar el fondo de las embarcaciones y propiciar su hundimiento. Por ello los más experimentados reseñan a los más jóvenes las peripecias que se deben sortera para no correr riegos.

Los arrecifes coralinos “que adornan “ la entrada de la bahía, sirven como custodios de nuestra bahía en tanto le regalan sus ventajas como ecosistema en el que interactúan las especies que le circundan y que le otorgan una singular señal de vida que les hace cautivar a todos los que deciden incursionar en una aventura que regalará una experiencia especial junto a nuestros vetustos y hermosos corales.

APOTEGMAS DE LA CIUDAD.

Por Lic. Ricardo Ferrer Aluija.

Como dichos breves y sentenciosos o como juicios momentáneos, que generalmente constituyen frases felices que tienen celeridad, cobran vida los “apotegmas”, de los que se han conocido cientos en el devenir de la existencia humana, pericia a la que no escapa la ciudad, en la que se retienen los que más profundamente han calado en su pueblo.

“Cangrejeros hasta dormidos” refiere el nombre de mote con que nos bautizaron a los que residimos en este lugar y refleja el orgullo por el terruño natal mientras “se pega más que las ostiones” hace referencia a la manera en que la concha de este molusco de alta manifestación en nuestra bahía se adhiere a las raíces de los mangles o las piedras en el mar, lo que lo vincula al hecho de ser inseparables.

Significativo resulta el aforismo que versa “hala más que un güinche” en franca alusión a los lugareños de gran ascendencia, lo que los compara con este aditamento formado por un torno vertical que sirve para mover grandes pesos, muy utilizados en las embarcaciones que atracan a nuestro litoral para transportar sus cargas.

Acostumbra a decírseles “como los Ballenatos; chiquitos pero empinados” a los nativos de constitución esbelta o que muestran “hidalguía” en su proceder o actuar, mientras que entre las mujeres corre el decir que “subir las lomas engorda las pantorrillas” al hacer referencia a las empinadas pendientes con que “coquetean” algunas de nuestras principales calles.

Orgullosos de su bahía retenemos aquel apotegma conocido mundialmente: “Nuevitas puerto de mar” mientras otro versa: “de San Jacinto a Santa Rita, siempre esperando visita”, en insinuación a las reiteradas visitas de foráneos que se reciben en nuestras áreas de playa, sobre todo en los meses de verano.

A los que acostumbran a abrumar con palabras insidiosas a los demás o muestran fortaleza corporal les dicen: “golpea más que una levisa”, vinculándolos a este pez grande y aplastado que se oculta en el lodo del fondo marino y si se le pone un pie encima, con su cola en forma de “chucho” es capaz de herir gravemente al que la molestó.

Con el nombre de la villa se vinculan algunos: “como la guagüita de San Fernando, un pasito a pie y otro caminando” en indicación a la costumbre de los nativos de caminar la ciudad de un extremo a otro. De esta manera el decir citadino ha condicionado maneras singulares de hacer corresponder sus prácticas con arraigados apotegmas, de los que concluyo con uno que habla de la experiencia y el dinamismo de los nueviteros: “está como San Fernando, con muchos años, pero andando”

HOMENAJE.

HOMENAJE.

Emilia, hija mía:
El llanto es el consuelo de los tristes
y es forzoso que corra su raudal
cuando ha roto sus diques entre el pecho
de amargura un violento manantial

Ay madre:
¡ Que dulce veneno llevo en las entrañas ¡
No es como un puñal….
Que el puñal se clava …
Y este se diluye en la carne sensitiva
y en la médula espiritual.

Oh hija del alma:
¡Ay! Yo he luchado con valor de atleta
por legarte un dichoso porvenir,
por darte educación y hacerte buena,
viendo en ti la existencia sonreír.

Pero mamá:
¡ Que dulce veneno este del querer
y del no poder!
Voluptuosidad
Que salva un abismo y es puente que llena
a la idealidad

Hija:
A ese mundo grandiosos me remonto
en olas de angustioso frenesí,
y en las manos de Dios coloco humilde
el porvenir que darte pretendí.

Madre mía:
¡ Ah si fuera siempre la imposibilidad!
¡Cómo nos iríamos, suave, suavemente…
por este
azul celeste
de la suavidad

Hijita:
Cuando la tumba mis despojos guarde,
resignada, mi bien, ora por mí
No llores por mi ausencia, ángel querido
Yo desde el cielo velaré por ti

Ahora ya las dos aguardan juntas
en el sitio de la inmortalidad
y saben que con letras ellas hicieron
de su existencia una gran divinidad.

( De los poemas ¨A MI HIJA¨ de Concepción Agüero y Agüero y NO ES UN PUÑAL¨ de Emilia Bernal Agüero)

CIUDAD DE VERBENAS.

Por Lic. Ricardo ferre Aluija.

En Nuevitas todos hablan con nostalgia sobre las antiguas ¨ verbenas ¨, a ellas se les atribuyen múltiples prácticas y matices, pero lo innegable es que a ciencia cierta no existe un estudio acabado de su contenido festivo y mientras en las publicaciones de otras ciudades a las festividades más frecuentes les llamaban romerías, es evidente que aquí recibían esta denominación.

Ahora bien ¿Qué eran las verbenas? No eran otra cosa que fiestas populares con bailes que se celebraban por la noche, al aire libre y, normalmente, con motivo de alguna festividad. En nuestra ciudad eran desarrolladas en múltiples fechas, lo que las hacía sentir con mucha frecuencia.

Reviso un protocolo notarial del Licenciado Armando Arango Montejo y en su página 00573, del tomo II, de fecha 28 de julio de 1929 que se conserva con celo en el Archivo Histórico Municipal, da cuenta de una verbena, convocada por una comisión que pretendía recaudar fondos para financiar el establecimiento de una biblioteca pública.

¿Cuál es el mayor valor que encuentro en el documento? Nada menos que una detallada descripción de la festividad. La verbena se convocó para el propio día 28 en ¨ la Avenida Martí, entre las cuadras comprendidas por las calles Lugareño y la de Calixto García ¨ y se promovía la participación popular.

Para su realización se contó con la colaboración de ¨ fabricantes, empacadores, comisionistas, exportadores y almacenistas de toda la isla ¨ las que se dice ofrecerán ¨ un hermoso y valiosísimo surtido de objetos de provechosa utilidad para quienes los obtengan ¨ , además se realizarán juegos como ¨ corridas de cinta, juegos de sorteo…¨

El convite que se llevaría a cabo ¨ entre la Acera de Martí y el Banco de Canadá desde las 5 a las 7 de la tarde del día ¨ y continuaba ¨ funcionarán bazares, kioscos con dulces, refrescos, tabacos, etc, atendidos por las señoritas…Funcionará también una casita criolla, que expenderá un aromático café…¨

Otro detalle de interés del escrito ¨ la cuadra donde se celebrarán estos espectáculos será profusamente alumbrada debido a las gestiones galantes del Sr Administrador de la planta eléctrica. El Sr Alcalde Municipal nos obsequiará con la banda municipal que amenizará esta fiesta…también tocará los sones Cantarraneras y de la loma ¨

Hasta ahora no conocía la existencia de un son dedicado a las muchachas del barrio nuevitero de ¨ Cantarranas ¨ , este será un interesante asunto a investigar y haciendo una comparación de nuestras festividades actuales, pues miren, nuestras fiestas se realizan en plazas, todas con kioscos en los que se expenden variedad de ofertas si los juegos que realizamos ahora son sanos ¿Por qué no llamarlas verbenas?. El futuro dirá la última palabra.

Calles del viejo San Fernando de Nuevitas

Por Lic. Ricardo Ferrer Aluija.

Un viejo plano de la Bahía y Ciudad de 1848, ¨ reformado ¨ en 1878 según se afirma en el propio pergamino, nos presenta en tres secciones una gráfica de la topografía citadina de la época. En una, se muestra la bahía con sus principales accidentes, en otra, el canal de entrada de la bahía y en la más extensa las manzanas que componían a la ciudad con los nombres de sus vetustas calles, en lo que constituye todo un testimonio documental.

Significativas son las vías a las que se les asignó nombres vinculados a la bóveda celeste, así se nombraron las ¨ Calles del Sol ¨, ¨ Calle de la Luna ¨ y ¨ Calle de la Estrella ¨; mientras una muy singular, la que bordea el veril marino y en la que se asentaban los pescadores, recibió el nombre de ¨ Calle de La Marina ¨.

Esta era una etapa importante de la dominación colonial española en Cuba, lo que se convirtió en un condicionante para que algunas de nuestras vías ¨ rindieran culto a la representación de la corona ¨, aparecieron así la ¨ Calle de la Reina ¨ y ¨ Calle del Príncipe ¨ , en tanto una que de la que no conocemos la génesis de su nombre, versaba como ¨ Calle de Banora ¨.

Otras Muchas tuvieron en consonancia con la toponimia vinculada al santoral católico heredado de la cultura Ibérica, de esta manera, paralelas al la orilla del mar y después de la calle de la marina y hacia la zona alta de la ciudad se erigieron las ¨ Calle de San Francisco ¨ y ¨ Calle de la Concepción ¨.

Perpendiculares a la orilla del mar y también relacionadas con esa práctica, se contaba con ¨ Calle de san Rafael ¨ , ¨ Calle de San Facundo ¨, ¨ San Miguel ¨, ¨ Calle de San Juan ¨, ¨ Calle de San Fernando ¨, ¨ Calle de San Antonio ¨ , ¨ Calle de San José ¨ , ¨ Calle de Santa Isabel ¨ y ¨ Calle de Santa Ana ¨.

Por entonces la ciudad estaba formada por 61 manzanas además de dos plazas una de las cuales denominada ¨ Plaza del Vapor ¨, y cada manzana estaba debidamente parcelada y su extensión hacia la parte alta sólo llegaba hasta la actual calle ¨ Ramón Ramírez ¨ , es decir la mitad de la ciudad que le continuaría hasta la década de los 50 del pasado siglo XX, sin tener en cuenta la nuevas comunidades construidas en Nuevitas después de 1959.

Luego las calles cambiarían su nombre, en la mayor parte de los casos para honrar a nuestros héroes y mártires o perpetuar hechos significativos, pero al fin y al cabo, después de pasar los años, rememoramos aquellos nombres originales que sirvieron para designar nuestras adoquinadas o polvorientas calles primadas, que han sido testigos del quehacer creador de los lugareños.

CATARSIS DE UN NUEVITERO

La percepción o apreciación de la belleza que adornan el paisaje de Nuevitas, condiciona la singular sensación que se forma en los lugareños cuando empinados, desde las lomas no dejamos de mirar al mar, a ese brillante plato de agua adornado por pequeñas embarcaciones y en el que se reflejan los rayos del sol produciendo una singular iluminación del entorno.

Artístico, de aspecto bello y elegante, es el legado de varias generaciones de coterráneos que inspirados en la tierra que los vio nacer, han plasmado en hermosos óleos la belleza impar de sus paisajes. No menos interesantes han sido las instantáneas que nos regalan el testimonio del pasado y presente de una ciudad que cuenta con mil enamorados.

No escapa a mi acercamiento contemplativo, en tanto enriquecedor, el hecho de ser testigo de cómo los niños desde las más tempranas edades eligen entre sus dibujos los barcos que navegan sobre la superficie coloreada de azul mientras en el cielo parecidos a un número tres dibujan las “gaviotas” que lo adornan.

La cerámica que brota de las manos de los que en la ciudad amasan el barro, nos regala detalles tan únicos como el parque con su glorieta, la parroquia, los peces y los pescadores, el muelle, en fin todo aquello que no por cotidiano deja de convertirse en divertimento de los nativos.

El conjunto de elementos estilísticos y temáticos que caracterizan la villa y su gente, cobra forma en la obra de los que expresándose de manera literal, a través de las artes visuales y los medios de comunicación, han convertido este paraje del “Mar Caribe” en lugar especial para salir frescos, reconfortados después de una “irrepetible catarsis”

Ricardo Ferrer Aluija

ECOS EN LA COSTA.

Cuando los peñascos de la costa
regalan el fabuloso rompiente
y la mirada se pasea por las empinadas lomas
convertidas en populosas calles
se produce la inigualable magia
del encuentro con nuestra ciudad.

Rondan las gaviotas que revolotean
y se pierden en el horizonte,
el sol dora mi frente de mirada altanera
mientras, una caracola de hermosísimos colores
me recuerda la vida, la existencia…

Soy uno de esos peñascos
que firmes y erguidos
esperan las olas que vienen de lejos
que parecen traerme la buena nueva
de tu esperada presencia
y susurran al oído hermosos poemas.

Llegas cada día escondida en letras
amasijo de talento convertido en arte
y crece la mujer que cura y se inspira
que ama la vida suponiéndola cortísima,
existencia que hace sabernos nosotros

Repican las campanas de la vieja iglesia
cual finísima melodía de la más perfecta ópera
y tu la escuchas allá…en la distancia
no te resignas a dejar de ser ola
yo peñasco, espero tu llegada de poemas
y acompañados, aunque lejos,
paseamos por la ribereña ciudad.

Ricardo Ferrer Aluija

RESURRECCION

Autor: Ricardo Ferrer Aluija

Ando y vuelven a la vida mis ancestros
percibo que mi madre desde el camposanto
A modo de susurro me indica el camino
y recuerda a los que le dieron vida.

Vuelve al mundo mi abuelo
Cuando hojeo el libro de apunte familiares
Que con sus nupcias vio luz el lejano octubre de 1913
y con su puño escribo los nombres de los que llegan.

Su madre, Juana se sabía de nobles sentimientos
mi bisabuela había heredado la austeridad de su progenitora
cargada de una azarosa vida de empeños y desempeños
como un ángel vestido de dama se alzó en perseverancia.

Ángela, mi tatarabuela, recuerda cuanto asistió a su padre
y la imagino pidiendo sopa de pobres para el anciano insurrecto y postrado
escribe y sabe que Brígida y Concha sus hermanas están llenas de lírica
ella fue quien pudo contar la historia para que la Bernal la escribiera
y la paseara por el mundo

Anda recorriendo ¨ El Solitario ¨ cual conspiración anticipada
se empina cada mañana para cantar los cantares de la Patria
desde su altura vigila y acompaña a los que aun peregrinamos
Sabe cuanto hizo y hace, el es bueno entre los buenos.

Andando me lleva mi estirpe, quien sabe a cual paraje
escribe la pluma y cavila el hombre, ellos, yo , los otros
asoman unos pocos versos detrás de una encendida prosa
Y cabalgamos juntos hacia la vida eterna convertida en letras.

EPITAFIO

Sobre mi loza alguien querrá colocar unas pocas palabras
sólo las necesarias, las que no pueden faltar
las que admitan que de pasada, puedan ser leídas con prontitud.
pero ese amasijo de letras permitirá al corazón transformarse en razón.

Esas poquitas palabras tienen que ser mágicas
ellas deben cumplir agudísimas misiones
deben hacer pensar, meditar, soñar y volar alto
tienen que trasmitir lo que yo , también tu, ellos, queremos que digan.

La loza, nunca estará fría porque no faltarán presentes y ausentes
que acompañando el caprichoso envase
coqueteen juguetones con mi osamenta escondida
mientras, yo, miro con los ojos de los otros

Uno dirá oye ¡ que jodedor fuiste ¡
otros quien sabe, si con ojos medios húmedos,
se arrimen y coloquen allí una florecilla salida de una antojada planta
verde, muy verde que se de silvestre en una hendija de tierra

Allá en el camposanto no podré ver el mar con el olor a salitre
ni sentiré el murmullo de las gaviotas que vuelan caprichosas por el cielo
pero ahí estarán, junto al marino, al que teje las redes y el pescador
y yo seguiré paseándome por las lomas en piernas ajenas.

No doblen, repiquen airosas las campanas del templo mayor
que la retreta de la añeja banda llene las sonoridades citadinas
mientras les estaré escuchando como finísimos ecos
que retumban en los oídos de los lugareños buenos.

Pero que dirán esas pocas palabras que pretenden llenar
el necesario vacío, que otros enhorabuena vienen a llenar,
como me recordarán cuando deje de estar como eterno caminante
que cuenta que cuentan sobre la añorada villa.

no quiero libros con flores de artificio que defrauden mi material presencia
mi mundo espiritual no cabe en la pequeña loza
ese riquísimo mundo no es sólo mío, es de aquel del otro y
del otro que con su índice señaló y sigue señalando el camino

Y al final todos preguntarán con mirada curiosa y quizás miles de sospechas
y que dirá tu obligada sepultura
yo, antes de marchar, haré la esperada confesión
siempre estaré, pongan así: ¨ No dejen que descanse este eterno nuevitero ¨ .


Ricardo Ferrer Aluija

Remembranzas de Nuevitas

Levanto la vista y ante mi, empinada, esbelta, coqueta y señorial, se alza la ciudad, cual promontorio de notorias dimensiones en el que se entremezclan con armonía sin igual pendientes, ceibas, rojizos techos de criollísimas tejas, cocoteros y gente sana que suben y bajan y atraviesan el emporio citadino, cual tablero del más apasionado de los juegos.

Cruzo una calle y mirando al fondo el horizonte en que se divisa la Punta del Guincho, atareado y rodeado de viejos pescadores, me encuentro a Fernando, ese que teje las redes de pescar que luego utilizan los que se hacen a la mar para capturar los rojiazules peces que nos regala la bahía y teje también historias de españoles, piratas y cubanísimos personajes que han dado color y vida a la villa.

El vetusto cañón del principal parque, apunta al mar y parece conversar con la bahía y ocurre que el si sabe la fecha exacta de la fundación de la primada villa, pero no lo dice, posa callado como para que investigadores y aferrados demuestren lo que el sabe. El fue testigo de la presencia de gringos en la bahía y estuvo arrinconado por años hasta que le hicieron su pedestal y hoy brilla y parece expandir su ruidoso estruendo para que sepan que esta es la Nuevitas de Cuba Libre.

Cuenta Fernando mil historias y leyendas; de pescadores que con su linterna alumbraban el reloj de la mayor iglesia para ver la hora en las oscuras madrugadas, de portuarios que se accidentaban con intención para cobrar el seguro que diera comida a su numerosa prole, de historias nuevas de industrias y turismo.

Parece resonar la masa real con tres crujientes golpes en el adoquín para anunciar la buena nueva de la fundación de la ciudad aquel lejano 28 de febrero de 1828 y parece que nuestros ancestros se reúnen para darnos fuerzas y razones para continuar la obra presente y pensamos en los que hicieron por el terruño y ya no están porque se quedaron para siempre en el corazón de los nueviteros buenos.

Desde su altura, Martí avizoró y avizora la grandeza de la ciudad, y Maceo con su corta pero ruidosa estancia en ella y el viejo Gómez que la tomó por asalto aquella madrugada y se fue lleno de municiones y pertrechos ayudado por los nativos de entonces.

Erguido Fernando cuenta que cuentan y es verdad que aquí se luchó por la independencia, por la liberación definitiva, que de aquí salieron tropas y armas para la Operación Carlota que devolvió al África la deuda que teníamos con ella los cubanos y no le digo adiós al altivo personaje. Le digo hasta siempre porque tendré que estar a tu lado perpetuamente mi querido Fernando, San Fernando de Nuevitas.

Ricardo Ferrer Aluija