jueves, 22 de septiembre de 2011

AFRODESCENDIENTES EN NUEVITAS.

Por MSc Ricardo Ferrer Aluija.

Cuba fue una de las últimas colonias del continente americano en abolir la esclavitud y en Nuevitas, los últimos esclavos fueron Leonardo, Melchor y Antonio Chorivit, propiedad de Don Pedro Chorivit, dueño primitivo de la más antigua tenería de la localidad. En 1846 la jurisdicción de Nuevitas contaba con una población de 2 744 habitantes, de ellos 1 603 blancos, 268 libres “de color” y 873 esclavos. Moraban en las poblaciones 1 222 personas y 1 522, en los campos. Lo que significa que el 41,58 % de la población era de piel negra.

Dentro del conjunto de asentamientos existente en el período colonial, debemos considerar también a los que fueron fomentados por esclavos prófugos. Su presencia fue mucho mayor en los momentos de auge del sistema esclavista y el consiguiente recrudecimiento de la explotación. A pesar de las continuas persecuciones, a las cuales los sometieron, muchos de ellos lograron crear sistemas de relaciones socioeconómicas de relativa estabilidad y se mantuvieron durante largo tiempo.

Algunas de las actuales concentraciones humanas del municipio se fomentaron a partir de tales núcleos. Su distribución territorial no coincidía con las áreas de mayor concentración de esclavos, sino que los cimarrones muchas veces tenían que recorrer largas distancias para establecerse en zonas intrincadas y de difícil acceso, en las que, en espacios muy reducidos, se disponían viviendas y sembradíos.
En las fiestas afrocubanas presentes en el territorio se pone de manifiesto una mezclas de diversas culturas africanas, pero esa mezcla entre ellas es también una forma de mestizaje, que se produce dentro de los marcos de sociedades tradicionales que son, en última instancia, aquellas de donde provienen estas. Todas estas estructuras sociales se violentan, pero al cabo, se mezclan, como resultado de la esclavitud, los arará, los bantúes, los congos, los carabalíes y otras muchas culturas. El resultado es una transformación de múltiples realidades culturales de origen afro que van a verse expresadas de diversas maneras, y una de ellas son los festejos o festividades, que llegan a nuestros días como parte de la creación musical, danzaria, culinaria y otras formas de expresión que nos distinguen.

Entre las celebraciones se producían tomando parte en ellas sectores sociales mas explotados como eran las fiestas del Día de Reyes, ocasiones en las que se autorizaban a los esclavos a disfrazarse y ejecutar cantos, bailes y otras representaciones que los llevaban al camino real a exteriorizar sus potencialidades escénicas innatas.

Al declararse libres, por orden inexcusable del gobierno Español en la década de los 80 del siglo XIX, Melchor Chorivit continuó trabajando en un molino destinado a triturar la hoja de patabán para el curtido de pieles, ya que en esta operación era un experto y terminó sus días laborando en la fragua de un taller de herrería que se encontraba en la intercepción de las actuales calles Ignacio Agramonte y Joaquín de Agüero; Antonio se fue de la ciudad a trabajar en los ingenios y nunca más regresó y Leonardo, que era bastante inteligente, se casó, luego abandonó a su mujer y se fue de la localidad. Estos tres esclavos, fueron los últimos que en la villa alcanzaron la condición de hombres libres.

Así, la diáspora africana trajo a sus hijos a nuestro municipio, en el cual echaron raíces y su descendencia llega a nuestros días formando parte inseparable del crisol de culturas que conforman nuestra identidad.