viernes, 27 de mayo de 2011

NOCHES CON ¨ COCUYOS ¨.

Por MSc. Ricardo Ferrer Aluija.

Mil momentos seculares han quedado apresados en la memoria de los infantes nueviteros. Algunos por estar vinculados a los juego o esparcimiento, signaron sobremanera las noches de los pequeños que veían proliferar en la ciudad a ese tipo de ¨ candilejas ¨ tras las cuales corrían para tratar de atraparlos y hacerlo brillar más de lo acostumbrado. Se trata de los curiosos ¨ cocuyos ¨.

Los ¨ cocuyos ¨ son insectos coleópteros de la América tropical, de unos tres centímetros de longitud, oblongo, pardo y con dos manchas amarillentas a los lados del tórax, por las cuales despide de noche una luz verdeazulosa bastante viva. Este insecto posee diversos nombres: saltaperico, cubano y otros que se les ha otorgado en diferentes regiones del país. Además se le dicen tucu-tucu, que en lengua quechua quiere decir "luminoso", pero copmo más se le conoce es por el nombre de cocuyo, que en esa lengua significa: estrella de la tarde.

Los ¨ cocuyos¨ pertenecen a la familia de los escarabajos que saltan en el aire. Habitan en los bosques tropicales. Los adultos se nutren de hojas y flores; las larvas, de raíces. Poseen detrás de la cabeza dos órganos redondos y amarillos denominados fotógenos. En ellos hay dos sustancias; la luciferina y la luciferasa, que al hacer contacto con el oxígeno, producen una lucecita verdfeazulosa que solamente emiten en la oscuridad.

Así, cuando los ´ cocuyos ´ vuelan, parecen pequeñísimas estrellas intermitentes. Durante las noches de veraniegas de Nuevitas es cuando más se les ve. Con las altas temperaturas se aparean, más tarde la hembra pone los huevos que también son luminiscentes. Algunas especies que no producen luz y se les llama cocuyos ciegos.

Los primitivos aborígenes de nuestra isla les decían cocuy o cucuy. Con ellos elaboraban ¨cocuyeras para alumbrarse por las noches. Los españoles también los usaron para iluminarse y sus mujeres adornaban con ellos el pelo y sus vestidos, en las noches de fiesta.

Los lugareños de menos edad, tratan de capturar algún ¨ cocuyo ¨ para colocarlos sobre el suelo con las patas hacia arriba, pues con un brusco e inesperado movimiento, los pequeños insectos saltan y caen de pie. Así al apretar suavemente su tórax la su luz se hace más intensa, lo que permite alumbrar pequeños espacios en la oscuridad.

Llegan los ¨ cocuyos ¨ a nuestros días en la memoria de los que peinan cana cuando recuerdan las noches estivales de vacaciones en tanto continúa la tradición de ofrecerle deferencia a tan curioso insecto capaz de dar luz en medio de la oscuridad de la noche.

jueves, 26 de mayo de 2011

ACERCAMIENTO A LAS FIESTAS POPULARES TRADICIONALES EN NUEVITAS.

Por MSc. Ricardo Ferrer Aluija

Introducción

La cultura entendida como toda la producción material y espiritual del pueblo, portadora de signos positivos y que no se contraponen ni laceran los intereses de otros grupos humanos, forma parte importante del patrimonio que en el devenir histórico desde el origen de la civilización hasta nuestros días viene a llenar una parte importante de las aspiraciones éticas y estéticas de los hombres.

Cada grupo humano es portador en si mismo de signos que los distinguen aún, cuando existan generalidades que lo hacen portadores de tradiciones, herencias, costumbres y prácticas que son generales a otros conglomerados humanos. La identidad es un elemento que está condicionado por lo que hace que un pueblo sea él y no otro y por tanto pueda exhibir una producción cultural que lo diferencia de sus iguales regionales y nacionales.

Toda práctica social, es un resultado histórico que refiere un proceso – un porqué, cómo, quiénes, dónde- y, al mismo tiempo es una resultante que trasciende en tanto práctica creadora de nuevos y múltiples sentidos, de ahí que el concepto de cultura sea de estructuración compleja y polémica.

Los elementos identitarios de un pueblo, son inevitablemente recurrentes a l ahora de iniciar un estudio serio de la cultura del lugar.

Disímiles practicas cotidianas que abarcan todas las esferas e la vida son verdaderos “Hechos Socioculturales”. Cocinar, comer, beber, vestirse, amar, alfabetizar, trabajar, festejar, …, en síntesis relacionarse con otros a través del lenguaje en diversos niveles verbales y corporales es producir cultura.

Los cubanos, que amamos tanto la libertad precisamente por ello defendemos nuestra cultura más autóctona, conocedores de que en ellos nos va nuestra propia soberanía y por tanto la condición de nación libre e independiente.


En Nuevitas, convergen en un mismo punto disímiles particularidades del acervo cultural cubano. No podemos perder de vista el carácter primado de la ciudad en la extensa llanura del actual Camaguey. Aquí se experimento una mezcla entre nativos, colonizadores, esclavos, y otras etnias que por nuestra condición de localidad portuaria hicieron del citadino entorno el escenario propicio para la convivencia y mezcla de varias culturas a lo largo de cinco ciclos de continua proceso de interacción.

La ciudad, conoció tal vez más que ninguna otra de la provincia, la brutal intervención norteamericana que junto a sus “marines”, trajo a nuestras calles el vicio, el juego y la prostitución. También aquí se puso de manifiesto una cultura de la resistencia y lo que en mayor se arraigo en el pueblo se conservo en el patrimonio más preciado de los lugareños.

El trabajo que se presenta tiene el propósito de explicar las fiestas populares y tradicionales en Nuevitas como uno de los elementos que pueden hacer sentir a los nativos más orgullosos de su cultura pasada y presente y por tanto elevar su sentido de pertenencia al terruño en que transcurren los días de una población que trabaja, lucha y crea.

En la espectralidad aquí enunciada, las investigaciones sociológicas han atendido a una problematización de la cultura que transita de un entendimiento como producción especializada hacia más disímiles preguntas sobre sus significaciones en términos de su constitución y efectos en la vida social.

Sirva este trabajo en el ineludible camino hacia el estudio, divulgación y generalización de nuestras tradiciones, conocedores de su riqueza y de cuando depende de él nuestro futuro como pueblo, conciente de que la cultura es el resultado de la actividad de toda la sociedad.

Desarrollo

Mientras transcurre una festividad se dejan atrás o agudizan rencillas personales; el contacto directo con otras personas genera nuevos conocidos, aparecen así actividades competitivas que muestran cualidades para la improvisación cantada, la habilidad para ciertos juegos, corridas de caballo, toros, cintas, etc.
Además habría que construir locales especiales para la venta de artículos artesanales, comidas y bebidas, a los que en Nuevitas se les denominaba “enramadas” .

Los festejos aquí tuvieron disímiles génesis: algunos muy estrechamente interrelacionados con complejos fenómenos religiosos, en los cuales los participantes tras el estado inusual en que pueden proyectarse en esa ocasión persiguen el acercamiento espiritual de las entidades sobre naturales. La ingestión de bebidas alcohólicas, la utilización de vestuario acorde con las propias características de la fiesta, la utilización de mascaras, etc., contribuyen a una subversión de las leyes o reglas habituales que promueven cierto desorden y excesos aprovechados en función de creencias y mitos implícitos en las fiestas y que constituyen a menudo la base de un festejo.
Para las celebraciones muchas son las motivaciones, las que pueden sucederse a partir de algún acontecimiento familiar (nacimiento, bautizo, matrimonio, muerte), hasta otras de mayor complejidad como las fiestas agrarias y laborales, o también las de carácter religioso.

La música, el canto, las fiestas, las narraciones- en fin, las expresiones constitutivas de su cultura espiritual-, incomprensibles e innecesarias, siguieron otro derrotero, y, como hemos visto, por un lado, las encomiendas que aceleraron la merma de la población india y, por el otro, el empeño de cristianizarla, hicieron que fueran languideciendo, perdiéndose en la confusión de la mitología y la liturgia de una religión para ellos totalmente incomprensible: el catolicismo.

La procedencia de la naciente ciudad de Nuevitas a principios de siglo XVIII posibilito, que en ella penetraran costumbres populares que iban ganando cada vez un mayor arraigo entre los grupos sociales. A medida que las clases dominante lograran un mayor nivel cultural, esas costumbres en alguna medida se fueron separando de ellas para conservarse en el seno de la población de escasos ingresos económicos, fundamentalmente pescadores y portuarios y las otrora actividades pasaron a ser compartidas en divertimento de las familias mas acomodadas mientras los mas pobres fueron los depositarios y generadores de formas expresivas de incuestionable arraigo popular.

En el devenir de todo el siglo XVIII se fueron desarrollando en la localidad distintos estamentos sociales, como producto del desenvolvimiento económico y del notable aumento de la población – contando en ella los blancos y negros- apareciendo costumbres típicas que permitieron identificar a cada uno de los grupos: espaciosas y cómodas viviendas de horcones y techos de tejas criollas en los que la brisa del mar hacia delicias de sus moradores, gran números de sirvientes, la vestimenta al estilo europeo y los paseos en calesas y volantas en la zona llama de la ciudad, devinieron en rasgos distintivos de los ricos. En Nuevitas la clase media mostraba una vida mas austera llena de limitaciones, modestas viviendas, construcción ordinaria del mobiliario, - este es el momento en que los hombres para saciar la diversión acuden con preferencia a las peleas de gallo. Se dice que a falta de trabajo jugaban y bailaban.

Muchas de las costumbres populares que transitaron en el siglo XVIII tuvieron su génesis en el siglo anterior, entre ellas en Nuevitas se contaba con las Fiestas de San Juan y San Pedro, los Altares de la Cruz, las Procesiones y otras prácticas que hacían que en este lugar el jolgorio adquiriera características singulares.

Las más significativas fiestas populares tradicionales en Nuevitas eran Las Verbenas, las Fiestas Patronales dedicadas a San Fernando de Nuevitas el 30 de mayo y a San Miguel el 29 de septiembre, las Fiestas de la Cruz de Mayo y los Altares de la Cruz el 3 de mayo, sobresalían como fiestas rituales las dedicadas a La Virgen de regla el 7 de septiembre, a Santa Bárbara el 4 de diciembre y San Silvestre el 3 de diciembre, las fiesta de los obreros y maleantes que era una festividad de tipo laboral se llevaba a cabo el 24 de marzo, sin fechas fijas se desarrollaban las romerías algunas organizadas por emigrantes españoles en tanto el muy arraigado san Juan y San Pedro se festejaban del 24 al 29 de junio.

En Nuevitas todos hablan con nostalgia sobre las antiguas ¨ verbenas ¨, a ellas se les atribuyen múltiples prácticas y matices, pero lo innegable es que a ciencia cierta no existe un estudio acabado de su contenido festivo y mientras en las publicaciones de otras ciudades a las festividades más frecuentes les llamaban romerías, es evidente que aquí recibían esta denominación.

Las Verbenas que no se efectuaban en una fecha fija estaban dirigidas, en lo fundamental a la recaudación de fondo con un objetivo determinado.

Ahora bien ¿Qué eran las verbenas? No eran otra cosa que fiestas populares con bailes que se celebraban por la noche, al aire libre y, normalmente, con motivo de alguna festividad. En nuestra ciudad eran desarrolladas en múltiples fechas, lo que las hacía sentir con mucha frecuencia.

Reviso un protocolo notarial del Licenciado Armando Arango Montejo y en su página 00573, del tomo II, de fecha 28 de julio de 1929 que se conserva con celo en el Archivo Histórico Municipal, da cuenta de una verbena, convocada por una comisión que pretendía recaudar fondos para financiar el establecimiento de una biblioteca pública.

¿Cuál es el mayor valor que encuentro en el documento? Nada menos que una detallada descripción de la festividad. La verbena se convocó para el propio día 28 en ¨ la Avenida Martí, entre las cuadras comprendidas por las calles Lugareño y la de Calixto García ¨ y se promovía la participación popular.

Para su realización se contó con la colaboración de ¨ fabricantes, empacadores, comisionistas, exportadores y almacenistas de toda la isla ¨ las que se dice ofrecerán ¨ un hermoso y valiosísimo surtido de objetos de provechosa utilidad para quienes los obtengan ¨ , además se realizarán juegos como ¨ corridas de cinta, juegos de sorteo…¨

El convite que se llevaría a cabo ¨ entre la Acera de Martí y el Banco de Canadá desde las 5 a las 7 de la tarde del día ¨ y continuaba ¨ funcionarán bazares, kioscos con dulces, refrescos, tabacos, etc, atendidos por las señoritas…Funcionará también una casita criolla, que expenderá un aromático café…¨

Otro detalle de interés del escrito ¨ la cuadra donde se celebrarán estos espectáculos será profusamente alumbrada debido a las gestiones galantes del Sr. Administrador de la planta eléctrica. El Sr. Alcalde Municipal nos obsequiará con la banda municipal que amenizará esta fiesta…también tocará los sones Cantarraneras y de la loma ¨

Las fiestas de los “Altares de la Cruz”, se desarrollaban desde los primeros días del mes de mayo y se extendían durante tres fines de semanas y formaban parte de los festejos que antecedían las fiestas de “San Juan”, tenían como escenario varios lugares de la ciudad, uno de los cuales fue testigo de una “connotada riña”.

Era el “mes de las flores” del año 1886, y en uno de los tradicionales bailes del “Altar de la Cruz” que se desarrollaba en la calle “San Miguel” ( hoy calle “José Antonio Saco”) del popular barrio de “Cantaranas”, y llegó un grupo de “La Loma” y ante la negativa de las muchachas de bailar con ellos, decidieron imponer su voluntad a la fuerza.

Uno de los contendientes decidió darle dos golpes a la “lira” con un tosco madero y otro tiró de la sábana que cubría el altar lo que provocó que todo se fuera al suelo, creándose la incertidumbre y el desorden en medio de una gran gritería.

Entre “los beligerantes”, como casi siempre, el grupo de “Cantaranas”quedó victorioso, pues el lo integraban “cascareros” de las tenerías, los hermanos “Rodríguez” conocidos como los “Guanguitas”, cuyo jefe, Rafael Villadamigo era respetado por su “fortaleza y autoridad”.

En la tarde del 5 de abril de 1887, este personaje, en desafío con Augusto Castillo, en el camino del tejar “San Eulogio” fue muerto a tiros por este último, el que fue ocultado por sus seguidores y embarcado posteriormente para alejarlo del territorio.

Los festejos que se desarrollaban alrededor de los muy populares “Altares de la Cruz” dejaron una grata impronta en los lugareños de la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX, pero no estaban exentos de incidentes que como este dejó el “sinsabor” de lo que pudo ser una alegre fiesta

En la memoria de los lugareños ha quedado la impronta de múltiples actividades que en el devenir histórico, marcaron pautas en el quehacer de la localidad, sobre todo en los mementos fundacionales de la villa, ese es el caso de una “adelantada Feria Ganadera”.

Corrían los últimos días del año 1855, cuando el 23 de diciembre, aprovechando las celebraciones de fin de año, con carácter oficial, la “Junta Municipal”, decidió celebrar una “Feria ganadera”, que estaría sujeta a un programa y el la que serían otorgados premios.

Para dar a conocer el acuerdo de “la Junta”, se publicó el “Bando”, con la autorización de las fiestas y los juegos públicos, especialmente los que se desarrollarían en la calle “San José”( hoy calle “Antonio Maceo”), donde se construyeron enramadas y ubicaron mesas en las que se ofertaron múltiples platos y golosinas durante los tres días que duró el jolgorio.

Para “financiar la fiesta”, se rifaron varias reses, para lo cual se vendieron papeletas marcadas y numeradas por el secretario de la “Junta Municipal”, lo que junto a los bailes, prácticas de equitación, exposición de ganado y juegos de participación, hicieron memorable la jornada.

En esa época se desempeñaba como Teniente Gobernador el Teniente Coronel Joaquín Gil, quien según se dice, atribuyó gran significación a la feria, por la activa y entusiasta participación de los nueviteros, lo que condicionó que esta práctica se extendiera a otros territorios que como Guáimaro la han convertido en tradición.

Luego, y también coincidiendo con los festejos de fin de año, en la década de los 60 del siglo XX, se desarrolló la “Feria Agropecuaria e Industrial”, que recogió las principales tradiciones de la feria de antaño e incorporó una significativa muestra del impetuosos desarrollo industrial que se abría paso en Nuevitas.

Por estos días, cada vez que se acercan los días finales de año, junto a los preparativos para las inminentes festividades sociales y familiares, en las que no faltan los platos típicos y el añorado brindis, los nativos recuerdan aquellas primeras “Ferias Ganaderas” que eran reflejo de la geografía local y jurisdiccional signada por entonces por un marcado quehacer agropecuario.

Nuestra fiesta mayor, ancestralmente era un tipo de fiesta patronal, impuesta por la iglesia católica que se erguía en aliada espiritual de la conquista. En la ciudad, empezaron a efectuarse desde la misma fundación de la ciudad y tenía la intención de rendir culto a su patrono. San Fernando de Nuevitas, que debe su nombre a Fernando VII que nació en 1784 y murió en 1833 y quien fuera rey de España entre 1808 y 1833, último monarca representante del absolutismo en ese país y heredero del trono que inició Fernando el Rey de Castilla y León que nació en Valparaíso, Zamora en 1201 y murió en Sevilla el 30 de mayo de 1252.

En Nuevitas se arraigó la celebración dedicada al patrón de la ciudad, cuyo festejo en el santoral católico fue fijado el 30 de mayo, para lo cual se preparaba la parroquia desde la víspera del día del santo y se extendía el jolgorio por varios días, en los que se desarrollaban ferias, romerías y verbenas, al tiempo que se desarrollaban otras prácticas entre las que se contaba con los guateques que encarnaban los vecinos de las zonas rurales cercana a la ciudad.

Durante las pintorescas fiestas, se desarrollaban juegos de dados y la pelea de gallos, que contaban con aficionados en todas las clases sociales, incluyendo las autoridades locales y aunque no lo crea, las reyertas eran muy frecuentes por esos días.

En la parroquia el propio día 30, la clerecía participaba en misas, salves , bautizos y procesiones. Las diversiones, bailes y comparsas de enmascarados y carreras de caballo constituían populares regocijos. Para las carreras se preparaban los bandos que exhibían un carácter recios de los jinetes, que corriendo por el mismo terraplén desde extremos opuestos, al galope, se encontraban en el centro de la vía chocando con violencia, en tanto el bando que rompía la apretada formación del contrario, se declaraba vencedor.

Para organizar las fiestas un papel importante lo desempeñaban las cofradías, muchas de las cuales eran formadas por negros libres y mulatos, los que realizaban variados oficios: herreros, plateros, carpinteros, sastres, panaderos y otros. Las cofradías participaban en la procesión con sus estandartes y emblemas además de formar parte de los músicos que amenizaban la celebración religiosa.

Ocurrente era la celebración cuando la habían varias embarcaciones en las muelles, pues la procesión por su doble carácter religioso y festivo, se hacían más concurridas que las que se desarrollaban en el interior de la provincia, las que se caracterizaban por conservar modalidades propias, tanto en su organización, como en sus cantos y rezos.

Desde principios del siglo XX, esta fiesta patronal fue desapareciendo, pues con la intervención norteamericana, también penetran otras prácticas cristianas no católicas de origen protestante las que se fueron instalando en la ciudad. Las fiestas en los primeros años del siglo XX contaban con diana mambisa, procesión dedicada al patrón y seguidamente iniciaba la muy esperada verbena.

A la ciudad de Nuevitas, por razones políticas y económicas, llegaron variados grupos de emigrantes y se asentaron en ella desde tiempos de la colonización española. Múltiples fueron las tareas a las que se dedicaron aquí, en las que en mayor medida, por lo numeroso se vieron representados los gallegos.

Los festejos de los gallegos aquí, tenían un profundo contenido familiar, los que fueron transformándose poco a poco en tanto se organizaron en asociaciones en las que se agruparon los oriundos de esta región de España.

En Nuevitas se creaban comisiones para las celebraciones de estas fiesta y además para recaudar los fondos necesarios para financiar las mismas. En la etapa de preparación, los gallegos se visitaban para jugar, beber y cantar, con el fin de esperar en esta ciudad portuaria el advenimiento de la fecha fijada para la festividad.

Las fiestas de los emigrantes gallegos en el entorno citadino lograban gran animación pues en ellas se preparaban juegos y competencias como las de la cucaña, carreras de bicicletas que se efectuaban en la calle de ¨ La Marina ¨, juegos de pelota, fundamentalmente en la porción de terreno conocida como ¨ El Guaso ¨, peleas de gallos, loterías y otros entretenimientos.

Los torneros de jinetes a caballo se organizaban en las inmediaciones de la tenería que se encontraba al final de la calle ¨ La Marina ¨ colindante con las inmediaciones de la playa ¨ La Colonia Española ¨, para lo cual se dividían en dos bandos: el azul y el rojo, en tanto los más pequeños eran agasajados en una matinée con juegos y otras golosinas que concluían con un baile infantil.

En estas fiestas los nativos de la península se reunían y bailaban ¨ la muñeira ¨ que es una danza tradicional típica de Galicia, escrita en tonalidad mayor. Se dice que su origen es muy antiguo: algunos lo atribuyen a los griegos, otros opinan que procede de los cantos guerreros de los suevos y, por último, hay quien cree que sus raíces se hunden en las danzas de los primitivos celtas, pero lo cierto es que traían a los gallegos nueviteros remembranzas de su tierra.

Las fiestas de los naturales gallegos, que se agruparon en asociaciones y sociedades, realizaban en su local la llamada fiesta de la región, así mismo efectuaban romerías en muchas de las cuales portaban sus trajes típicos para el desfile y el baile.

Así los nativos en Galicia que emigraron hasta esta ciudad, dejaron su impronta como parte del acervo cultural sedimentado en nuestro entorno como parte de nuestras raíces culturales en la que sobresalen lo español y lo africano.

La ciudad ha sido testigo de un sinnúmero de festividades, ellas se arraigaron entre los lugareños y su génesis es disímil, así entre las fiestas populares que
caracterizaron pretérita época del territorio, sobresalí la ¨ Fiesta de los Obreros y Mareantes ¨

Estas fiestas en sus orígenes exhibían un matiz ritual, que se acercaban a las representaciones de deidades representativas de la naturaleza, con el fin de comprometerlas con sus buenos oficios, prácticas que derivaron en formas artísticas alegóricas, danzas, teatralizaciones, mascaradas y cantos.

Con la nueva estructura asumida por la ciudad a inicios del siglo XX, en sus inicios con un significativo número de obreros portuarios agrupados en gremios, ocasionó que esta festividad se fuera extendiendo a otros sectores de la población citadina.

Las fiestas que referimos, eran organizadas por los gremios de obreros y mareantes, los que organizaban juegos de destreza, siempre vinculados, fundamentalmente a la labor portuaria y pesquera, que eran la base de sustento de los nativos, danzas, cantos representaciones teatrales y otras iniciativas.

Cuando se consolidó la estructura neocolonial de la ¨ República Mediatizada ¨, este tipo de fiestas se inhibió, aun cuando algunos de los nueviteros, trataron de preservarlas como forma de mantener los nexos entre distintas familias que se habían originado en el ámbito laboral.

En Nuevitas, estas fiestas laborales se organizaban de conjunto con la patronal y una junta de obreros en la que tenían primacía los que se organizaban en los grupos obreros portuarios que junto a los pescadores, organizaban actividades a las que se les adicionaban múltiples competencias vinculadas al mar como regatas, cucañas, pesca y natación.

Las ¨ Fiesta de los Obreros y Mareantes ¨ en Nuevitas se llevaban a cabo el 24 de marzo y alcanzaron un arraigo tal , que a ellas se sumaba la población con sus iniciativas, y sus máscaras eran portadoras de los oficios más arraigados en la ciudad de entonces.

Múltiples son las tradiciones que han echado raíces o dejado su impronta vinculadas a las fiestas del carnaval, jolgorio en el que masivamente la población colma las calles arroyando tras “las congas y comparsas”, y en las que en tiempos pretéritos se levaba a cabo “la caza del berraco”.

La práctica tiene sus raíces en las fiestas del “San Juan” camagüeyano a finales del siglo XVIII, en las que se reunían un grupo de familiares o conocidos disfrazando a uno de “berraco” , llegaban a una casa y con el consabido alboroto, comenzaban a “cazar el berraco”, que huidizo, recorría toda la casa entre los gritos y risas de los demás.

El origen del san Juan… se pierde en la historia de los tiempos. Remontándose a nuestros primeros siglos de colonia, cuentan las crónicas que allá en aquellos tiempos pretéritos… todas las fincas que formaban los alrededores venían a parar a la población

Aquella usanza, no agradaba a muchos, pues irrumpía la intimidad familiar y aunque se trataba de imponer la tolerancia, al extremo que cuentan que “en una oportunidad un señor molesto por el desorden introducido en su hogar, buscó una escopeta y “cazó de verdad al berraco disparándole a él y a otro disfrazado”.

De esta costumbre, surgió acá a finales del siglo XIX y principios del XX la idea de continuar con esta, pero sustituyendo al hombre disfrazado de berraco por un “cerdo verdadero”, que era engrasado con manteca y se soltaba en las más populosas áreas del carnaval para premiar el osado que lo capturara.

Muy conocidos eran las matinée que se desarrollaban en la “Plaza Mayor”, devenida en parque principal, en las que en medio de la música y la animación se anunciaba se iba a “soltar el berraco” desde los portales del ayuntamiento, lo que ponía a todos a la expectativa, en tanto aparecía el “afortunado” que se hacía del animal, que siempre terminaba “asado en una púa”.

En no pocas oportunidades el “ansiado berraco” corría por los alrededores del parque y se internaba entre las raíces de las frondosas ceibas que regalan su sombra a los lugareños, mientras la “ola humana” corría tras el “cuadrúpedo” para tratar de capturar “la pretendida presa”.

Ahora, cuando llegan las fiestas del carnaval, y junto a la fría cerveza, degustamos el muy sabroso “pan con lechón”, nos viene a la mente la casa del berraco que antaño hacía exaltar al auditorio, mientras el sonido de las “tumbadoras y los sartenes”, nos hacen vibrar el cuerpo que se deja arrastrar por el baile “hasta el amanecer”

La década de los años 20 del siglo XX, se caracterizó en Cuba por un fuerte movimiento revolucionario y progresista, opuesto al entreguismo propio del gobierno de la época, lo que condicionó diversas reacciones por parte de la burguesía, que tuvieron de inmediato su repercusión en Nuevitas.

Por esos años el movimiento obrero experimentaba signos de avances organizativos importantes, que llevaron a la creación de la “Confederación Nacional Obrera de Cuba”, lo que contribuyó a impulsa la lucha de clases con mayor coherencia.

Los grupos de las capas medias protagonizaron movimientos cívicos, de contenido democrático y en ocasiones antiimperialistas, en los que estuvieron presentes figuras procedentes del mambisado y la más joven generación nacida al término de la dominación española.

Entonces en la ciudad, el movimiento feminista alcanzaba una actividad importante, como ocurría en todo el país, en 1923 se hizo público el manifiesto de la Junta de Renovación Nacional, presidida por Fernando Ortiz, firmado por representantes de organizaciones, corporaciones económicas e instituciones profesionales.

Los sectores burgueses comenzaron a plantearse con fuerza los problemas de política económica, centrando la atención en la política azucarera, la arancelaria y la necesidad de revisar el “Tratado de Reciprocidad Comercial”

El debate entre los distintos grupos burgueses se mantenía dentro del marco de los intereses sectoriales, con propuestas de reformas que buscaban la estabilización en el ámbito de su propia actividad, por lo que no se alcanzó el consenso necesario para un programa general de reformulación

En este contexto, el 19 de agosto de 1923 en “Puerto Tarafa” se constituyó la asociación denominada “Tarafa Tennis Club”, mientras el 3 de septiembre del propio año el gobernador provincial aprobó su reglamento.

En el articulado de dicho reglamento, planteaba que se integraba por personas blancas, la casa y los muebles eran propiedad exclusiva del “Ferrocarril del Norte de Cuba”, en tanto el superintendente del puerto tenía autoridad para vetar cualquier acuerdo de la junta directiva que estimara nocivo a los intereses generales de la compañía.

Así se pretendía, con pequeñas concesiones, que beneficiaban en su generalidad a las clases menos desposeídas, influir en “mantener la tranquilidad” que por aquellos tiempos era imprescindible para mantener la sumisión y el entreguismo propio de la época.

La sistematización investigativa de los festejos en Nuevitas han ido permitiendo determinar las particularidades de las fiestas que se llevaban a cabo en la localidad. Es aconsejable señalar que la desaparición de festividades locales trajo consigo un trasplante más o menos generalizado de un tipo de fiesta que si bien goza de gran arraigo en la población estuvieron sincuscripta al ámbito de nuestra ciudad. El carnaval coincidente con las fiestas de San Juan y San Pedro, pueden ser un buen ejemplo de las fiestas citadinas. Así Nuevitas hizo su aporte a las Fiestas Populares tradicionales más arraigadas en la comarca.

Conclusiones

Las fiestas populares y tradicionales en Nuevitas son un reflejo del carácter de las festividades desarrolladas en la isla, pero su condición portuaria reforzó que en ellas tuviera énfasis lo vinculado a la vida marinera de modo tal que aunque aquí se hace evidente los elementos más sistematizados en el estudio de las fiestas populares tradicionales cubanas, en esta ciudad adquirieron connotación propia lo que nos demuestra el condicionamiento espacio-temporal de la sociología de la cultura.

DELICIOSO MAJARETE CON DULCE DE COCO INDIO.

Por MSc. Ricardo Ferrer Aluija.

Multiplicidad de dulces conforman parte de la rica cultura culinaria y repostera de la localidad. En ella distinguen por su bouquet los más variados elementos naturales que otorgan singular distinción a su presentación variedad de sabores. Entre los más relevantes dulces consumidos en la localidad, se cuenta con el delicioso ¨ majarete con dulce con coco indio ¨.

El majarete es un tipo de manjar elaborado con base en la harina de maíz tierno, a la que se añade leche y azúcar para ser espesado con el fuego. Especial majarete es el que se elabora a partir del rayado de los granos de maíz de una mazorca recién cosechada.

Para la elaboración de este plato a la usanza de Nuevitas, inicialmente se recolectan algunos ¨ cocos indios ¨ que se encuentran muy cerca de las áreas de playa y cuyo casi imperceptible sabor marino le otorga un toque especial. Una vez recolectados y abiertos los cocos, se ralla la masa hasta obtener una especie de amasijo que en almíbar elaborada a partir del azúcar, permite obtener un exquisito dulce espeso al que se le puede añadir canela, cáscara de limón rallada, nuez moscada, anís u otro saborizante.

Al tener elaborado el dulce de ¨ coco indio ¨, se procede a elaborar el majarete. Para ello, se cocina el harina de maíz con la leche y el azúcar, la que una vez abierta con la cocción necesaria, se añade el dulce de ¨ coco indio ¨ hasta alcanzar la textura necesaria.

Gustan los lugareños de consumir el majarete con dulce de ¨ coco indio ¨ tanto en meriendas como después de las comidas. Al delicioso plato, luego le polvorean canela molida lo que, lo que le imprime un valor agregado al plato. Hay quienes en el proceso de elaboración del manjar, añaden queso rallado, lo que le concede un sabor sin igual en tanto le otorga suavidad.

Quienes conozcan la ciudad y en algún momento disfrutaran de sus playas, habrán podido apreciar como los cocoteros de los muy conocidos ¨ cocos indios ¨ confieren especial belleza al paisaje, toda vez que la cubierta de sus frutos es más amarillenta que lo usual, ello explica su utilización en la confección del arraigado plato.

Comidas veraniegas son degustadas en Nuevitas en la etapa estival, las que son especiales si llevan algún componente marino, pero si a ello se le combina con el majarete con ¨ coco indio ¨ como postre, entonces se obtendrá la combinación perfecta. De este modo llega a nuestros días el exquisito plato con su dulzor, formando parte de nuestro acervo cultural.