miércoles, 23 de noviembre de 2011

GORRIONES EN LOS ALEROS.

Por MSc.Ricardo Ferrer Aluija.
Singular revoloteo de ¨ gorriones ¨ se produce cada mañana en la ciudad, cuando las pequeñas avecillas se empeñan en buscar los necesarios alimentos para su subsistencia y la de la cría. Así, entre el gracioso silbar y la ¨ ritualidad ¨ del movimiento casi desordenado de estos curiosos animales transcurre el alba que anuncia la próxima llegada del astro rey.
El gorrión común, conocido científicamente como (Passer domesticus) es una especie de ave paseriforme. El animal es pequeño, está adaptado al hábitat urbano y acostumbrado a vivir cerca de los seres humanos, hasta el punto de ser el pájaro más frecuente y conocido entre los que residen en la ciudad. Se dice que es originario de Eurasia y el Norte de África y fue introducido posteriormente en varios continentes entre ellos el americano.
Los gorriones, que aquí suelen ¨ armar sus nidos ¨ en los aleros de los portales, buscan cobija tanto debajo de las acanaladas tejas criollas que cubren los añejos y rojizos techos de la villa como el las cubiertas monolíticas de los edificios multifamiliares que proliferan en esta ciudad del nordeste de Camagüey. En ambientes urbanos, como el nuestro, muestran mayor confianza hacia el hombre que en ambientes rurales. Siempre se encuentran cerca de lugares habitados, ya sean calles, parques o jardines
Los gorriones pueden llegar a vivir 13 años en cautiverio, aunque normalmente pocos llegan a los 7 años en libertad. Pesa alrededor de 30 gramos y mide de 14 a 16 cm de longitud total, siendo los machos normalmente algo más grandes que las hembras. El gorrión común que prolifera en Nuevitas es de conformación robusta y tiene las patas cortas. Su pico es grueso, fuerte y cónico.
El plumaje de la espalda de estas aves es pardo, con manchas negras y rojizas. Los machos poseen una mancha negra en forma de babero que cubre parte del pecho y la garganta; la frente, coronilla y nuca son grises. Las hembras poseen colores más apagados que los machos; su cabeza es parda y las cejas son claras. Además, no poseen negro en la garganta, característica común de los machos. La cría, es similar en su plumaje a la hembra.
Suelen bajar al suelo en busca de comida caminando a saltos. Se alimentan de insectos y semillas, aunque también gustan de alimentarse de desperdicios producidos por el hombre, dada la cercanía con él, por lo que muchos lugareños acostumbran a echarles pequeñas semillas y migajas de pan, las que cargan hasta los aleros.
De esta manera llegan hasta nuestros días los gorriones, formando parte de la cotidianeidad del entorno citadino, para dar fe de las curiosidades de la madre natura y del empeño de los nativos en cuidarla como parte importante del ambiente que nos rodea y que han hecho que ellos se vean reflejados tanto en las artes visuales como en la creación literaria surgida de las manos de los nueviteros.

martes, 8 de noviembre de 2011

¨ REPARADORES DE SOMBREROS ¨.

Por MSc. Ricardo Ferrer Aluija.

Algunos oficios por su singularidad, en el pasado se arraigaron en Nuevitas, lo que hacía de ellos centro de la atención de los lugareños. Entre las décadas de los años 20 y 50 del pasado siglo, la moda impuso a los hombres el uso del sombrero de paño, dando lugar a que afloraran los ¨ reparadores de sombreros ¨.

Las instantáneas de mediados del siglo XX nuevitero son testigos de los mozos que paseaban por la ¨ Alameda ¨ y el principal parque de la ciudad portando sombreros de paño, con su doble utilidad: resguardarse del sol y estar a tono con la moda de la época.

La reparación de uno de estos sombreros, puede demorar hasta tres días, tiempo después del cual pueden quedar como nuevos. En el proceso de restauración de esos accesorios utilizaba bora para otorgarle dureza y brillo en el planchado. En Nuevitas, unos pocos se sentía orgullosos de laborar en ese oficio, pero fueron envejeciendo y ya no queda ninguno en la ciudad.

Los que se desempeñaban en el quehacer planchaban, restauraban y limpiaban sombreros de fieltro, paño y pita. Estos hábiles reparadores de sombreros contaban con varias hormas de madera para colocar los importantes accesorios para ser lavados, estirados, secados y planchados y hacían de la profesión todo un arte reconocido por la sociedad.

Algo especial en la terminación de la restauración de los sombreros lo constituye la colocación de la cita que remata el ala del sombrero y su parte superior. Las cintas usadas, generalmente de satín, guardan relación con el color y las características del sombrero. De esta manera, un elegante sombrero de paño negro podía decorarse con una cinta azul prusia o un sombrero beige solía lucir una cinta carmelita oscura.

Prácticamente han desaparecido los que se dedican a planchar sombreros, los que hace unos cuantos años ocupaban un lugar importante en Nuevitas, razón por la que algunos portadores de sombreros de paño quedaron desamparados al momento de querer reparar o planchar su sombrero. Hoy las principales prácticas están abocadas a la venta de productos nuevos y no a la reparación de los antes muy populares sombreros de paño.

Ahora, cuando ha pasado la moda del sombrero de paño y aparecen nuevos accesorios para cubrirse la cabeza, queda la impronta de aquellos singulares sombreros, que contaban además con un lenguaje propio para saludar las damiselas y mostrar respeto a los mayores.