martes, 28 de junio de 2011

AVENTURAS, VENTURAS Y DESVENTURAS DE LA EXPEDICIÓN DE NUEVITAS

Por MSc. Ricardo Ferrer Aluija.

La expedición salió de Miami en el ¨Scapade ¨, que no zarpó de inmediato para no llamar la atención y Eduardo García Lavandero y Armando Garrido, salieron en el con Eva de la Campa y Ester Martín en el yate, simulando un paseo para dar una imagen de vacacioncitas, para proceder a embarcar las armas y los expedicionarios en la noche del 31 de enero. Las armas las fueron llevando hasta el barco, y después se comenzaron a mover poco a poco a los expedicionarios. El Comandante Faure Chomón Mediavilla, jefe de la acción, fue el último en abordar la nave, dando la orden de partida al patrón del ¨Scapade¨, Alton Sweeten. Era de noche y había mucho frío. En el extremo del muelle había quedado Armando Garrido que con un gran sentimiento en aquel momento decisivo, los despedía interpretando con su acordeón una hermosa melodía titulada "Adiós".
El barco se fue alejando de las costas de la Florida con un mar encrespado rumbo a Nassau. Después de varias horas el yate se detuvo, argumentando el patrón Sweeten que había que regresar, porque el timón se había roto. Le contestaron al norteamericano que no había posibilidad de ese regreso. Se pusieron firmes y se arregló el timón. Continuaron la navegación y después de sobrepasar Nassau un mar embravecido y cada vez más tempestuoso, los haría perder el rumbo varias veces. Esta situación aumentó la distancia a recorrer y por tanto el gasto de combustible. A propuesta del patrón Sweeten hicieron escala en un pequeño puerto de la isla ¨Andros¨, donde podían abastecerse de combustible.
Con el alba comenzó a subir la marea, el barco que había quedado inmovilizado volvió a flotar por lo que Raúl Díaz Argüelles se brindó para lanzarse a las frías aguas e inspeccionar el casco del barco y comprobar si había daños que impidieran la navegación. No había daño alguno, pero, habían perdido la mitad del combustible. Al amanecer del otro día debían reducir máquinas, pues deberían estar a la entrada de los peligrosísimos bajos de las Bahamas. Llegó la hora, se dieron cuenta de que ya los habían pasado en la noche a ciegas y a toda máquina. El tiempo volvió a empeorar. El oleaje violento se impuso de nuevo por lo que perdieron el rumbo.
Al llegar la mañana Faure encendió el radio para sintonizar alguna posible emisora cercana. Movió el dial lentamente pero de corrido y saltó una emisora con fuerza que anunciaba a Puerto Padre. Hizo girar el radio de un lado a otro sobre su propio eje hasta determinar la posición en que su potencia crecía enormemente y dijo: ¨ahí enfrente está Puerto Padre, por tanto, ¨Raccon Cay¨ está en la retaguardia¨. Por lo tanto, la decisión fue intentar llegar a ¨Raccon Cay¨, volviendo sobre la ruta navegada, ya que si quedaban sin combustible antes de llegar al mismo, podían obtenerlo con la ayuda de los pescadores de la zona y reconstruir el plan de esperar al ¨San Rafael¨ para desembarcar en Nuevitas. Llegaron y fondearon. Al tomar el bote auxiliar para ir hasta la playita de ¨Raccon Cay¨, Chomón vio que había desaparecido el nombre de ¨Scapade¨ y en su lugar aparecía brillante, el de ¨Thor II¨.
Al amanecer unos gritos llamaban, salían de un barco que entraba a la pequeña rada y vieron a Tavo Machín que desde la punta de la proa del ¨ San Rafael ¨ los saludaba. El ¨ San Rafael ¨ era un balandro, llamado de 13.60 metros de eslora, y 4.40 metros de manga.
Al anochecer del 8 de febrero de 1958 entraron por el canal que conduce a la Bahía de Nuevitas y se situaron anclados junto al cayo más grande de los tres llamados Ballenatos y allí esperaron la lancha ¨Yalovén¨ que debía ir a su encuentro para iniciar el desembarco. Esperaron como una hora. El Capitán propuso desembarcar en una playita que había en el Ballenato Grande y buscarlos al otro día por la noche, pues el atraque en que cabía el San Rafael estaba muy cerca de la Marina de Guerra. Faure le rechazó el ofrecimiento, diciéndole que podrían ser víctimas de lo casual y ser descubiertos y aniquilados, aunque iban a combatir hasta la última bala. El dijo que él y todos sus tripulantes estaban dispuestos a seguir en la acción. Aquel gesto tan hermoso, por viril y solidario, era una demostración del patriotismo revolucionario de los pescadores. Fueron armados todos de inmediato.
Al momento vieron una luz que les hacía señales y se acercaba, dándoles el silbido de contraseña que contestaron, hasta que llegaron a su lado por babor. Era la lancha ¨Yalovén¨. Chomón bajó hasta la lancha y seguidamente le presentó a los motoristas, miembros del Movimiento 26 de Julio. Procedieron a pasar para la lancha a todos los compañeros y a trasbordar las armas. Partieron todos para navegar el último tramo de la expedición, hacia el pequeño muelle de la ¨Playa Santa Rita¨ con toda aquella carga que hundía al ¨Yalovén¨ hasta la línea de la cubierta. Desembarcaron situando todo el armamento en medio de la playa. Quedó así inscripta en las páginas de la historia la ¨Expedición de Nuevitas

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