domingo, 3 de octubre de 2010

¨ EL LUGAREÑO ¨ Y NUEVITAS.

Por. MSc. Ricardo H. Ferrer Aluija.

Gaspar Betancourt Cisneros, nació en Puerto Príncipe a finales de abril de 1803 en el seno de una familia acomodada, en cuyo medio creció y se educó y con los nuevos tiempos sintió la necesidad desde muy joven, de contribuir al progreso, lo que le facilitó su condición de clase. Desde sus primeros actuares como adolescente y adulto emprendedor, guardó una marcada vinculación con Nuevitas.

¨ El Lugareño ¨, como se le conoce, fue adelantado a su época y concibió la construcción del primer ferrocarril que conoció el Camagüey y uno de los primeros del continente, que dejaría enlazada la capital provincial con el importante puerto de Nuevitas.

Sucedió, que fue este el primer ferrocarril ideado en Cuba y el primero que se comenzó a trazar, pero resultó el segundo en ponerse en funcionamiento porque el de La Habana a Güines, muy apoyado por el gobierno español, se inauguró primero, pero en 1835 ya se habían presentado en la capital los ¨ Informes de la Comisión del Camino de Hierro de Nuevitas a Camagüey ¨, el que se empezó a construir en 1840 y cuyo primer tramo se inauguró en 1846, completándose en 1851.

El 3 de diciembre de 1866, fallece en La Habana Gaspar Betancourt Cisneros. Por mar en el barco ¨ Camagüey ¨, logrado por él para la comunicación de pasajeros entre la capital del país y el puerto de Nuevitas, por suscripción popular y por vía férrea que su tesón hizo construir hasta Puerto Príncipe, fue llevado su cadáver, el que fue inhumado el día 16, sepelio al que asistió Ignacio Agramante y Loynaz.

Tocaba su fin, sin ver lograda la independencia, la vida del ¨ dinámico y emprendedor ¨ ¨ Lugareño ¨, propulsor del progreso, partidario en algún momento de la anexión de Cuba a los estados Unidos, supo rectificar y sumarse a los que dieron votos por la soberanía de la isla.

En aquella oportunidad, Agramonte recordaba palabras suyas: ¨ Sin revolución, señores, no hay independencia ¨ . Durante el entierro de Betancourt Cisneros, pensó también en otros que habían dejado de existir en el empeño independentista.

Refieren que todos se disputaban el honor de cargar sobre los hombros el ataúd que guardaba los resto mortales del hombre que había luchado sin descanso, con aciertos y desaciertos, pero siempre impregnado del progreso y el avance en un momento que marcó un viraje en las arcaicas concepciones aún existentes en nuestro continente.

Parecería que la historia predestinó que la vida de ¨ El Lugareño ¨ quedara vinculada por siempre a Nuevitas. Fue este el punto hasta donde trajo el ferrocarril de Puerto Príncipe y fue este también el lugar desde donde proyectó y materializó la idea de mantener las comunicaciones y viajes de pasajeros con la capital del país mediante la travesía marítima, todo ello hizo posible que su impronta quedara para siempre en el devenir de la ciudad.

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