lunes, 28 de junio de 2010

VALIENTES COMUNICANTES MAMBISES.

POr MSc. Ricardo Ferre Aluija.

Entre la legión de hombres y mujeres que de forma valiente y desafiando al enemigo en sus propias entrañas, prestaron un indispensable servicio a la revolución, incluso al costo de sus vidas, ocuparon un destacado lugar “los comunicantes”, que en el Camagüey desempeñaron un importante rol y estuvieron en múltiples oportunidades vinculados a nuestra ciudad.

Desde 1868 que los cubanos luchaban por Cuba libre, contaron siempre con un cuerpo auxiliar que trabajaba dentro de las ciudades, encargados de suministrar noticias confidenciales respecto a los movimientos de las tropas, envío de correspondencia, medicinas, ropas y otras tareas, que prestó una ayuda extraordinaria en las guerras por la independencia.
Generalmente los “comunicantes” trabajaban agrupados en clubes bajo la dirección de un jefe y sus integrantes adoptaban diferentes seudónimos que le permitían la necesaria compartimentación de la información, estos en la provincia asumieron el nombre de “Clubes Auxiliares de la Revolución”.

En la capital provincial en la Guerra de los Diez Años funcionó un club con este fin denominado “Hatuey”, el que era presidido por Carlos Gouraige, que poseía un depósito de pieles y se trasladaba a menudo a Nuevitas con el fin de comprar este artículo, mientras realizaba la arriesgada empresa de esconder dentro de su carga la correspondencia que salía en vapor hacia La Habana, lo que permitió mantenerse siempre en comunicación con otros jefes insurrectos.

Servicios muy valiosos prestó también en esta actividad Manuel Casares Cervantes, persona muy querida por los lugareños, por la labor que desarrollaba en el mantenimiento de la correspondencia a través del puerto, el, tenía un importante puesto de confianza y ostentaba el grado de grado de Comandante de los Comunicantes expedido por el Generalísimo Máximo Gómez Báez.

En una oportunidad un telegrafista denunció a Casares, lo que le obligó a salir de la ciudad al campo, donde se distinguió más tarde, lo que le hizo acreedor al cargo de Teniente Coronel Gobernador del Distrito Este de la provincia, fundando en este talleres, periódico y materializó otras tareas necesarias para el combate a las fuerza coloniales españolas.
Esta ocupación se extendió por el resto de la contienda y se vio reforzada en “la Guerra Necesaria” de 1895, después que José Martí fundara el Partido Revolucionario Cubano, entonces por lo general aprovechaban la noche, cuando llevaban los “paquetes” a casas de determinadas personas, quienes los colocaban en la basura, mientras un revolucionario a caballo pasaba de por la madrugada a recogerla y hacerla llegar al próximo destino.
Muchísimas páginas pudieran llenarse con los nombres de los comunicantes, porque muchos fueron los lugareños que colaboraron con la causa de la revolución desde esta importante misión, la que se cumplía generalmente de forma anónima, pero baste defender la independencia alcanzada para rendirles tributo permanente.

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