lunes, 28 de junio de 2010

SIMBÓLICO EDIFICIO.

Por Ricardo Ferrer Aluija

Entre los edificios con que cuenta el centro histórico de la ciudad figura el que sirve de sede a la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, que ocupa la céntrica esquina de las calles “Camilo Cienfuegos” y “Oscar Primelles” en la que se divisa, desde esa privilegiada posición, el parque y la escuela que se ubican frente a él.

Más de treinta años habían transcurrido desde la culminación de nuestras Guerras de Independencia y en medio de las nuevas condiciones de neocolonia de los Estados Unidos, los veteranos que lucharon en aquellas gestas, no contaban con un local adecuado para reunirse e intercambiar sobre las luchas pasadas y los nuevos retos.

El Coronel José Miguel Tarafa, que había luchado en las contiendas emancipadoras y luego ocupó una privilegiada posición en la colonia con fachada de república iniciada en 1902, financió la construcción del nuevo local que quedó inaugurado el 8 de agosto de 1930, a las 10 de la mañana en un acto efectuado en el propio local.

El edificio, de amplia fachada y techo monolítico, cuenta con columnas cuadradas coronadas por capiteles, y destaca en ella su amplia puerta frontal y las ventanas de dos hojas que rodean el edificio y hacen que por él circule la brisa proveniente de sus alrededores.

El 7 de enero de 1931 tomo posesión la directiva electa en el mes de enero del propio año. A partir de entonces el edificio ha tenido una vida activa y ha aglutinado en él a los que en el siglo XIX lucharon por nuestra soberanía e independencia, y los que en las gestas más recientes combatieron por la definitiva liberación de nuestro pueblo.

No fue hasta el triunfo de la Revolución que el lugar adquiere su más amplia significación, al servir de baluarte a todas las generaciones de combatientes que entregaron parte de sus vidas por una sociedad más justa y digna; y los que más recientemente han cumplido honrosas misiones internacionalistas en los más apartados rincones del mundo.

En este lugar se reúnen con frecuencia varias generaciones de revolucionarios unidos por un mismo fin: defender la Patria, la Revolución y nuestro Socialismo, y es de destacar su vinculación con niños y jóvenes, a los que los protagonistas de disímiles hazañas les narran sus experiencias en el duro bregar del combatiente.

De esta forma el hermoso edificio llega hasta nuestros días, como un símbolo de la tradición de lucha de los nueviteros, dispuestos siempre a cumplir con los más sagrados deberes con la tierra que los vio nacer y con la humanidad toda, porque como dijera Nuestro Héroe Nacional José Martí: “Patria es Humanidad”.

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