jueves, 4 de febrero de 2010

PABLO EN NUEVITAS.

Por. Lic. Ricardo Ferrer Aluija.

Corrían los días en los que se hacía público un proyecto de Ley ilegal denominada ¨ Chicota ¨ sustentada por el presidente de entonces Gerardo Machado que pretendía otorgarle preferencias a las exportaciones de azúcar al puerto del norte de Morón, lo que afectaría sustancialmente a los trabajadores del puerto de Nuevitas, que trabajaba sólo unos meses cuando había zafra, fue por esos días en que la ciudad fue recorrida por Pablo de la Torriente Brau.

Revolucionario, miembro de la Federación Estudiantil Universitaria y periodista , publicó varios artículos en el diario ¨ Ahora ¨ el 30 de diciembre de 1934 y el 11 de enero de 1935, entre ellos uno muy descriptivo de los días que vivía la ciudad, tituló como ¨ Chicola y Nuevitas ¨.

En el artículo escribió:
¨ Dos de mis cicerones de Nuevitas, con quienes más largamente departí, Juan Manuel Hernández y Fernando Lacaba, joven comerciante cubano , el primero, de energía y voluntad y decisión, y periodista el segundo…lograron darme la medida de las aspiraciones de Nuevitas; de sus peticiones; de sus derechos; de sus necesidades.
¨ Con ellos recorrí la ciudad, limpia y transparente, pero vacía, como si se hubieran ido de ella miles de habitantes; fui a la bahía, enorme como un mar pequeño, y en la que sólo unos pobres veleros cabeceaban, soñolientos, sobre las olas lentas.

El joven luchador cubano que a poco se trasladaría a luchar en la Guerra Civil Española continuó apuntando en su crónica:
¨ Fui también a Pastelillo, embarcadero hoy sin vida; a Puerto de Tarafa, donde cuatro barcos grandes animaban los muelles inmensos…
¨ Vi la estación del ferrocarril, que es la angustia y la obsesión de Nuevitas , porque es su única salida posible, porque si hay un enfermo grave para llevar a Camagüey tiene que esperar la salida del tren, con el riesgo de que, como en el reciente caso de la señora Mercedes Mateu de la Morera; el enfermo muera sin asistencia médica, antes de que salga el tren.

Sobre la lucha que se polarizaba entonces por la Ley Chicola y su impresión de la reacción de los lugareños escribió:
¨ Por último, estuve en cien lugares y en todos hallé letreros ¡ Abajo Chicola! ….!Exigimos la carretera!, expresivo de una ciudad que se había dispuesto a luchar…
De aquel día y de aquellos hechos por feliz coincidencia, hay dos testigos excepcionales, a más de toda la población de Nuevitas: los ingenieros y revolucionarios Feliciano Aldereguía y Ramiro Valdés Daussá, quienes dan fe de haber visto a un pueblo dispuesto a pelear.¨

Así la ciudad se vio honrada con la presencia del revolucionario Pablo, que dejó un ejemplo imperecedero de estoicismo revolucionario y desde su óptica supo valorar la decisión de luchas de los nativos de la ciudad.

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