miércoles, 20 de mayo de 2015

ESCRITORA NUEVITERA HABLA DE DOS GRANDES MUJERES CAMAGÜEYANAS.

Por Ricardo Ferrer Aluija. La insigne escritora nuevitera, Emilia Bernal Agüero, Declarada póstumamente “Hija Distinguida “de la ciudad, en un interesante artículo a modo de introducción a una nueva edición de la Biografía de Joaquín de Agüero y Agüero tuvo palabras de elogio para Gertrudis Gómez de Avellaneda y Aurelia castillo. Se trata del prólogo al libro que su abuelo Francisco Agüero y Estrada había publicado en Nueva York en 1853 y una nueva edición se imponía para divulgar la prolífera vida de Joaquín. De la primera, reiteró su brillo en el uso del idioma al referir: “Avellaneda, que pone por encima de toda América, a la altura de los mejores de todas partes, la lengua que el conquistador nos enseñara, no para que dijésemos con ellas palabras de belleza y de amor, como hizo Tula, sino para que fundiésemos en su horno los epifonemas, resúmenes dolientes o trágicos, y las imprecaciones arrancadas al dolor que nos causó.” No era una casualidad que la Bernal tan adelantada al tiempo que le tocó vivir, apreciara tan altamente las letras de la Tula, que había dejado páginas inigualables en la literatura cubana e iberoamericana, dando fe de su talento y su exquisita cultura de la de la apreciación de la creación literaria. De la segunda puso de manifiesto su impar finura y la profundidad de sus ideas al realizar indiscutibles aportes al pensamiento cubano de la época: “Aurelia Castillo, que era el talento equilibrado, el pensamiento filosófico, el buen gusto sin tacha, el sosiego, la paz. Fuera del círculo de los gestos últimos camagüeyanos, ella blanca, azul y dorada, era la majestad. Su obra más digna de arca griega que de altar romántico no tuvo sangre ni pus, tan humanos, sino fragancia de jazmín y tersura de lirios. No hay palabra de quietud con que evocarla. Cuando se piensa en ella no dice nada la palabra serenidad.” Puede que además de reconocer en la Castillo condiciones excepcionales que la hicieron ocupar un importante lugar en el parnaso camagüeyano, se añadiera en su valoración el aval creado al Aurelia aceptar orgullosa en vida que a la primera escuela pública de Nuevitas se le pusiera su nombre, razón por la cual envió su foto con una hermosa dedicatoria, que aun se conserva, al centro de estudio. De esta manera se reúnen en un mismo texto féminas que marcaron pautas en el que hacer cultural de Nuevitas y Camagüey, tal parece que quedaran apresadas en ese prólogo como quien intentara perpetuarlas en la historia. Quedan así las tres como orgullo de la comarca que debemos hacer saber a visitantes y las generaciones por venir.

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