domingo, 19 de diciembre de 2010

SINGULARES AUTOMÓVILES EN LAS CALLES DE SAN FERNANDO DE NUEVITAS.

Por MSc. Ricardo Ferrer Aluija

El norteamericano Henry Ford se decidió a producir automóviles en la década de 1890 del pasado siglo XX. En ese país, George Baldwin Selden obtuvo en 1895 una patente que cubría la aplicación a un vehículo de un motor de combustión interna. La patente fue asignada a la empresa Electric Vehicle Company en 1899, pero otras, encabezadas por Henry Ford, se negaron a hacerlo. El proceso judicial se inició en 1903 y terminó en 1911 —un año antes de que expirara la patente— con un veredicto favorable a Ford. Ello provocó tal auge en la producción de estos automóviles, que un lustro después ya por la ciudad se paseaban varios de estos equipos.

A aquellos primeros automóviles que conocieron los nueviteros se daba el nombre peyorativo de ¨ fotingo ¨ pues se consideraba que eran baratos y de mala calidad, a tal extremo que sirve en nuestros días para designar un coche viejo y descompuesto.

Damiselas con largo atuendo, generalmente blanco o de color claro, con hermosos bordados realizados a mano cubiertas con pamelas de largas cintas que flameaban al aire, eran acompañadas en un inolvidable paseo en ¨ fotingo ¨, por los mozalbetes de sobrio vestir en los que sobresalía en traje de cuello y el sobrero que por entonces era usado con distinción.

Entre 1913 y 1915 en la fábrica de Ford de Highland Park se combinaron la producción normalizada de piezas de precisión y la fabricación en cadenas de montaje, que simplificaba las operaciones. La eficacia de la producción era tal que los precios de los automóviles bajaban sin cesar.

Entonces y muy cerca de 1920, se registró en la ciudad el mayor número de aquellos primeros Ford, que se convertían en una sensación. Tal fue la algarabía del acontecimiento, que muchos, llenos de expectativas, se concentraron en la principal calle de la ciudad para presenciar un acontecimiento ¨ insólito ¨ : la primera mujer que conducía un automóvil por las calles de la villa. Era nada menos que la hoy muy popular actriz María de los Ángeles Santana que por entonces residía aquí.

Singulares eran los paseos de los llevados y traídos ¨fotingos¨ en las fiestas del San Juan, en los que eran engalanados con flores, sobre todo de flamboyán, para que jóvenes y sonrientes lugareños y lugareñas, recorrieran las principales calles en un ocurrente recorrido de disfraces con antifaces y capas, a la vez que se hacían sonar maracas en medio de la algarabía citadina en la que sobresalía el cencerro de las congas.

Ha quedado atrás aquel tiempo de los hoy ¨ anacrónicos fotingos ¨, pero las calles del viejo San Fernando de Nuevitas saben que por sus adoquines pasaron a la sazón convertidos en sensación, en tanto las amarillentas fotos de la época han quedado como testigos de aquellos días en que proliferaron por la ciudad esos singulares automóviles

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