miércoles, 20 de mayo de 2015

ENRIQUE LOYNAZ DEL CASTILLO Y EL 30 DE MARZO DE 1894.

Por Ricardo Ferrer Aluija. Enrique Loynaz del Castillo, ingresó muy joven en las filas revolucionarias y ya en 1892 fue miembro destacado del Partido Revolucionario Cubano, vinculándose a la historia de nuevitas por un relevante hecho dirigido a fomentar la Guerra necesaria en esta parte de la isla. Prestó un importante servicio a favor de la independencia al pasar por la Aduana de Nuevitas el 30 de marzo de 1894, 48 000 cápsulas y 200 fusiles que por órdenes de nuestro Héroe Nacional José Martí puso a disposición del Presidente del Comité Revolucionario de Camagüey Doctor Emilio Luaces. Se cumplen pues 121 años del histórico hecho. Al enterarse un rico industrial camagüeyano del hecho, sabiéndose perjudicado por la Guerra de Independencia, el hecho fue puesto en conocimiento del General Gasco, quien le concedió sólo unas horas al insigne mambí para que abandonara el país, cuestión que narró concluida la guerra. Con ayuda del conductor del tren de Nuevitas a Camagüey, Pablo Manrique, y la cooperación de Elpidio Marín y de su padre, pudo huir en el tren de carga hasta esta ciudad y después dirigirse al lugar conocido como “Punta de Prácticos” el 8 de abril de el propio año, embarcándose en el vapor alemán “Arlet”, llegando a Nueva York el día 15 de ese mes. Martí lo hospedó en su casa en aquella ciudad norteamericana y no se sintió desanimado por el fracaso involuntario de Loynaz, pero como la Legación Española lo perseguía judicialmente, nuestro Apóstol determinó que embarcara a Costa Rica, enviándole cartas al gobierno de dicha nación y a Antonio Maceo. En 1895 junto al Héroe Nacional de la independencia de Cuba, Mayía Rodríguez, Enrique Collazo y Charles Hernández, organizó la frustrada expedición de “Fernandina” y en febrero del propio año cuando se disponía a venir en una pequeña expedición hasta la provincia, fue incorporado con sus 40 fusiles y parque a la de los generales Serafín Sánchez y Carlos Rolof, en cuya compañía desembarcó en “Punta de Caney”, junto a Tunas de Zaza el 24 de julio de 1895. Fue designado delegado a la Asamblea Constituyente de Jimaguayú por el Camagüey y se le atribuye el alto mérito de redactar el Acta de Independencia que como preámbulo precedió el articulado de esa constitución. Loynaz del Castillo, no quiso ocupar cargo alguno bajo la ocupación militar norteamericana, lo que le hizo ganar el reconocimiento de su pueblo, que como los lugareños, vemos en él al hombre consecuente y de acción que lo entregó todo a cambio de la independencia y quedó inmortalizado en la historia vinculado a la ciudad de Nuevitas.

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