jueves, 18 de septiembre de 2014

MANOS NUEVITERAS APLAUDEN EN AERONAVES DEL MUNDO.

Por MSc. Ricardo Ferrer Aluija. Por estos días que se comienza a saborear en Nuevitas las condiciones de intenso verano que tanto llama a los nativos al baño de playa y la recreación, muchos de los nativos que se encuentran en varias regiones del mundo se aprestan a emprender viaje de merecidas vacaciones, entonces aparecen los aplausos. Ocurre que algunos de los hijos de esta tierra que cumplen con su deber solidario en Latinoamérica y otros países del mundo, se aprestan a retornar a sus hogares para tomar vacaciones o regresar definitivamente y junto al ¨ ceremonial ¨ que los llevan junto a sus familiares a esperar ese minuto, ellos preparan sus manos para tributarles merecido aplauso al suelo patrio. Es que no pocos han contado que una vez en las aeronaves de regreso a Cuba, mientras transcurre ese corto-largo tiempo, los que se preparan a saborear la tierra natal preparan sus manos, pues una vez que se produce el primer impacto del tren de aterrizaje con el suelo propio, se escuchan al unísono sonados aplausos que estremecen a los viajeros poco acostumbrados a esa práctica. Una de mis colegas, la Master Doris castro Malpica, ante mi inquisición por conocer el móvil de la singular actuación me respondió: ¨…yo no se te decir con exactitud que me llevó a aplaudir cuando regresé recientemente de la República Bolivariana de Venezuela donde laboré como maestra…lo cierto es que cuando el avión comenzó a acercarse a Cuba y anunciaron el aterrizaje, algo distinto sentí dentro de mí y pensé en ese breve tiempo el la bandera, en Martí, en el Himno de Bayazo que me eriza cada vez que lo escucho, en mis hijos, mi familia y mis compañeros de trabajo…de pronto sentí en impacto con la pista del aeropuerto, dos lágrimas se asomaron a mis ojos y no las pude secar pues mis manos no cesaban de aplaudir… ¨ Otros refieren que desde que montan en los países desde donde viajan, vienen esperando el instante mismo en el que se reencuentre con el terruño en lo que deviene en una especie de magia en el que hasta el olor a tierra cubana conspira para saberse en casa y contribuye a la trama del aplauso. Todos afirman que esa es una experiencia irrepetible. Ahora, cuando muchos regresan como las aves a sus nidos y se prepara el minuto mágico del encuentro con familiares y amigos, nueviteros desde todas partes se aprestan a regalarla a su tierra el aplauso imperecedero que sólo sale del alma cuando existe una verdadera identidad con el entorno del individuo. Bienaventurados entonces esos aplausos que regalan la recompensa de hombres y mujeres a la tierra en que ha devenido sus vidas.

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