miércoles, 16 de abril de 2014

VOZ ABORIGEN ARRAIGADA EN NUEVITAS.

Por MSc. Ricardo Ferrer Aluija. Mayanabo es una voz muy arraigada entre los lugareños, al extremo que una amplia bahía interior que colinda por el noroeste con la ciudad recibe el nombre de ¨ Bahía de Mayanabo ¨. Este es un sitio muy frecuentado por lugareños y visitantes por su singular paisaje y la conservada flora y fauna oriunda del lugar. Se afirma que la voz aborigen Mayanabo significaba algo así como: tierra entre dos ríos y es que precisamente la bahía de Nuevitas recibe las aguas de dos ríos significativos: Cascorro y Saramaguacán que atraviesan importantes zonas agrícolas. Mayanabo era uno de aquellos asientos de población indígena fomentados a orillas del mar y de los ríos. Dícese que una comunidad aborigen era conocida con ese nombre, lo que determinó que la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe que nació bajo los preceptos del Gobernador General Diego de Velázquez entre 1514 y 1515, en el cacicazgo de Mayanabo, se asentara precisamente aquí, donde actualmente se encuentra la ciudad de Nuevitas. Cuando atravesamos la bahía interior de Mayanabo, a uno de sus lados se encuentra la tierra firme y al otro la costa interior del Cayo Sabinal . Desde el litoral se puede observar las condiciones que posibilitaron el asentamiento en tierra de una comunidad aborigen lo que de inmediato nos traslada al pasado imaginándonos la vida de entonces. El 20 de Noviembre de 1789, el propietario de la hacienda nombrada Mayanabo, aprovechó el marco de una gran reunión donde estaban presentes el gobernador de la Villa, alcaldes y personas influyentes, para hacer una donación de legua y media de tierra comprendida desde la playa hasta el norte de la ensenada del Guincho, y levantar allí la Villa de San Fernando de Nuevitas, que se materializó tres décadas después. Tal ha sido el arraigo del primitivo nombre que hasta el primer Hotel destinado al turismo internacional en el balneario de santa Lucía, fue nombrado ¨ Mayanabo ¨. De modo que aquellos nacionales y foráneos que se decidan a pasar en el un rato de ocio, tendrán en sus tarjetas de huésped el arraigado nombre. Ahora, cuando continua siendo tan familiar como antaño el nombre de Mayanabo, junto al pensamiento que viaja a la comunidad primitiva, se impone la modernidad en la que esta designación pasa a ser un patrimonio cultural de los que aquí vivimos.,

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