lunes, 29 de julio de 2013

LEYENDA DE LA ¨ NEGRITA OROSIA ¨.

En tiempos inmemoriales se solía pedir a los niños determinado comportamiento mediante mecanismos de coacción. Aquella polémica práctica hizo que no pocos padres y abuelas de inicios del pasado siglo XX en Nuevitas conminaran al buen comportamiento a sus infantes por temor a que apareciera ¨ la negrita Orosia¨. Según la describían, Orosia era una pequeñita de tez negra, que aparecía inexplicablemente en cualquier momento. Según informaban los mayores la niña era poco cuidadosa, su ropa era harapienta y en el pelo desacomodado sobresalían dos trenzas tejidas que remataban con lazos rojos. Entonces se decía que la pequeña echaba tierra en los ojos de los niños que no se dormían y se acostaba en su cama, se cogía los juguetes de los desobedientes, entraba con sutileza y miraba a los que no realizaban los ejercicios de clases que habían quedado como tareas del día y se llevaba sus colores, en fin todo lo que pudiera atribuírsele a una pequeña malhechora. Recuerdo a un pequeñín que con sentido llanto llamaba a sus abuelos porque tenía miedo que aquella Orosia se los cogiera y el tuviera que conformarse a vivir sin ellos. Tal fue el caso que la mamá del niño pidió que no usaran más el nombre de aquella pequeña para evitar crear un trauma en el pequeñuelo. Decían además que Orosia vivía en una cueva con su ¨ madre Margarita ¨ y salía a altas horas de la noche con un tambor a pasear por las principales calles de la ciudad para descubrir a los desobedientes y realizar algunas de las fechorías a las que supuestamente acostumbraba para lograr la actitud deseada. Sonoros cascabeles, silbidos y repicar eran atribuidos al andar de Orisa por las calles de Nuevitas cuando se proponía realizar su faena diaria de intimidar a otros niños que aunque de su edad podían ser víctimas de sus malintencionados actuares. Ya la leyenda de Orosia se pierde en el tiempo y apenas uno que otro abuelito cuentan a sus nietos aquella trama de un pasado en el que la marginalidad racial signaba el entorno entonces. Quede atrás pues aquella quimera cuando los niños sin importar sexo, color o procedencia social cuentan con la seguridad que les proporciona la sociedad de hoy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

a