martes, 4 de octubre de 2011

MEMORIAS DE LA VISITA DE FIDEL AL HOGAR DE ANCIANOS DE NUEVITAS.

Por MSc. Ricardo Ferrer Aluija.

Aquel mediodía del 11 de marzo de 1987 la ciudad experimentaba un movimiento inusual. Los lugareños susurraban la buena nueva de la inminente visita del Comandante en Jefe. En varios puntos de la ciudad se concentraban los nueviteros para esperar la llegada del más vehemente continuador de la obra de Martí y cuando más ardiente estaba el sol y la esfervecencia popular apareció el entonces Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba frente a la entrada principal del Hogar de Ancianos.

El adulto mayor en Nuevitas ocupa un significativo porciento de la población, y se espera que para el año 2025 uno de cada cuatro lugareños sea adulto mayor. Por otra parte, algunos de los ancianos se encuentran en institucionesde Salud. El MINSAP incluye programas priorizados, dentro de estos, la atención en los Círculos de Abuelos, además las llamadas Casa de los Abuelos y otras formas de atención que cuentan con un trabajador social, un psicólogo y un especialista en enfermería. Aquella visita de Fidel al Hogar de Ancianos abrió el camino a empeños superiores.

En la actualidad, Cuba se encuentra en la cuarta y última fase de la transición demográfica, y aunque no es el país más envejecido de América Latina, lo será en pocos años, de ahí que desde aquellos momentos, la máxima dirección del país, avizorara el envejecimiento de la población y se empeñara en brindarle la mejor atención posible.

No era extraño, en aquella histórica jornada, que los nueviteros se congregaran espontáneamente para saludar a Fidel al paso de su caravana que se dirigía a esa hermosa obra construida por la revolución: El Hogar de Ancianos. La instalación se construyó donde en el capitalismo había una pequeña quinta pernenciente a uno de los representantes de la mediana burguesía de la época. A la casa le incorporaron otras áreas con el propósito de asegurar las mayores comodidades posibles a los ancianos, merecedores de descanso y atención después de largos años de trabajo a la sociedad.

Durante aquella visita a el Comandante en Jefe le impresionó favorablemente conocer que en el antiguo asilo habían 29 trabajadores para atender a 30 ancianos y en este con una cifra similar de trabajadores, se atendían cien personas de la tercera edad, lo que resultaba una muestra palpable de las medidas prácticas que desde entonces se aplicaban en el marco del proceso de rectificación de errores y tendencias negativas.

Cuando transitaba Fidel por uno de los pasillos de la emblemática construcción, José Arteaga, residente en el hogar y con 99 años de vida, le interrumpió la marcha para recitarle unos versos que el mismo compuso cuando el líder de la revolución entró en el campamento militar de Columbia en la Habana, recién logrado el triunfo rebelde. Algunos fragmentos de la peculiar composición expresaba: Fidel por televisión / he tenido gran placer / de poderlo conocer / y de oír expresar su opinión / y ha sentido una emoción / el público aquí presente / al ver que usted desde Oriente / hasta Columbia llegó / y todo lo que ofreció / lo ha podido hacer patente. (…)
Fidel me atrevo a creer / aunque no tenga cultura / que la jornada más dura / es la que ahora va a empezar / cuando usted empiece a poner / las cosas en su lugar / va a tener que tropezar / con muchas dificultades / porque el cubano está / muy difícil de amoldar.

Después de observar emocionado la lúcida memoria del anciano Josó Arteaga, Fidel saludó a Teodoro Pereira, quien fuera Presidente del Primer Congreso Campesino en Armas celebrado en el Segundo Frente Oriental Frank País. Pereira estaba en el hogar en la condición de externo. También el líder cubano se interesó por conocer el tipo de alimentación que recibían los ancianos y otros aspectos de las condiciones de vida de los mismos, en su mayoría españoles que aquí habían dedicado su vida a la fabricación de carbón.

En la memorable visita, Fidel recomendó vincular al médico de la familia asignado a esa institución a otros centros con el propósito de garantizarle mayor contenido de trabajo y posibilitar una atención médica más amplia a la población de Nuevitas. Refiriéndose nuevamente al uso racional de la fuerza laboral de la institución, refirió: ¡ eso si está correcto ¡

Ante el entusiasmo y la insistencia de los cientos de personas concentradas rápidamente frente a ese centro asistencial, Fidel descendió del automóvil en el momento de su partida y fue a saludarlos. Entonces el pueblo y su guía se fundieron en un abrazo caluroso, símbolo de la disposición de los nueviteros de continuar la obra de la revolución.

Ahora, cuando el Hogar de Ancianos se prepara para conmemorar el primer cuarto de siglo de aquella singular visita del Jefe de la Revolución, su colectivo y los nueviteros se empeñan en trabajar por la excelencia, en interés de ser dignos continuadores de la obra a que los convocara Fidel aquel mediodía de marzo de 1987.

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