lunes, 28 de junio de 2010

BRAVURAS DE UN GENERAL MAMBI EN LA CERCANÍA DE NUEVITAS.

POr MSc. Ricardo Ferrer Aluija

Varias fueron las hazañas llevadas a cabo en las cercanías de la ciudad por los mambises que valientemente lucharon en nuestras Guerras por la Independencia. Ese es el caso del insigne general camagüeyano Ángel del Castillo Agramonte, que con su hidalguía burló a la soldadesca española cerca de aquí.

El 4 de noviembre de 1868 fue entre los primeros en lanzarse al campo de batalla en la comarca citadina. Se dirigió a “Las Clavellinas”, a orillas del río “Samaraguacán”, asistiendo a la famosa entrevista que presidió entonces el Marqués de Santa Lucía y en la que se trataron importantes temas vinculadas a las acciones insurrectas en la comarca.

Posteriormente partió a su ingenio “Santa Isabel”, por entonces perteneciente a demarcación de Nuevitas, lugar en el que realizó un acto que puso de manifiesto su nobleza de ideales revolucionarios: dio la libertad a sus esclavos, partiendo inmediatamente a los ingenios “Monte Oscuro” y “La Unión”, propiedad de sus hermanos, devolviendo también allí la libertad a los esclavos que trabajaban en la producción azucarera.

Cuando regresó con un puñado de hombres que lo acompañaban, se enteró que por el camino que conducía a esta ciudad de la costa norte, se acercaba una columna de tropas coloniales, mandada por el Conde Balmaseda y uniéndose a las fuerzas de Augusto Arango, preparó una emboscada en la que derrotó a los adversarios, haciéndolos retirarse por el camino que conducía de “San Miguel” a Nuevitas.

No conforme aun con ese enfrentamiento a las huestes españolas, siguió a las tropas, sosteniendo tiroteos en el sitio llamado “El Cercado”, así como en el propio ingenio “Santa Isabel” y por último en el propio poblado de “San Miguel de Nuevitas”.

Por su entereza puesta de manifiesto en cada contienda, se ganó el respeto y admiración de sus compañeros, causas por las cuales fue designado para ocupar importantes responsabilidades entre las tropas insurrectas en Las Villas y Ciego de Ávila, lugar donde entregó su vida generosa y ante la inminente muerte exclamó: “vengan a ver como muere peleando un general cubano”, lo que desmoralizó a las tropas españolas.

El general “del Castillo” no pudo ver el triunfo de las tropas que tantos años lucharon por nuestra independencia y que abandonando posiciones aristocráticas de la época, se lanzaron al combate por conquistar una verdadera emancipación, pero los que vivimos en esta provincia y de modo especial los nueviteros, le rendimos tributo perpetuo con la obra cotidiana continuadora de la emprendida por ellos

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