Por MSc. Ricardo Ferrer Aluija.
En 1850 junto a algunos patriotas del Puerto Príncipe con fachada de un club de hombres notables, Francisco Agüero y Duque Estrada y otros insurgentes del Camagüey crearon una Junta Revolucionaria que eligió un Comité que se ocupó inicialmente de recolectar los fondos y realizar labores de captación de nuevos adeptos por medio de “octavillas”. Los fondos fueron hechos llegar a La Habana para que fueran trasladados a estados unidos con el fin de organizar expediciones.
Pronto el Teniente Gobernador de Puerto Príncipe, el que cumpliendo instrucciones del capitán general de la isla ordenó el 3 de mayo de 1851 el arresto de todos los miembros de la junta, deteniendo algunos de sus miembros en la cabecera provincial y otros en Punta de ganado en Nuevitas , entre los que se encontraba Joaquín de Agüero y Agüero. “El Solitario” y otros de sus compañeros no pudieron ser detenidos por haberse internado en los campos hasta tanto se dirigió a Nueva York, lugar en el que no contaba con relaciones que le permitieran un adecuado desenvolvimiento. Del hecho, su nieta, la destacada poetisa nuevitera Emilia Bernal, su nieta, escribió en su obra “Mi Abuelito” :
“…De familia aristocrática pero, arruinada padre de una larga prole, no
había dudado abandonar a su mujer y a sus diez hijos para lanzarse a la revolución con las huestes de su pariente Joaquín de Agüero en 1851….En Nueva York vivió muchos años, y allí trabajó en un periódico revolucionario que había fundado, en el cual firmaba sus artículos con el nombre de El Solitario
En 1856 murió su esposa, encargada de mantener a sus diez hijos, terminando sus días demente, lo que condicionó que solicitara por conducto del cónsul español en Nueva York el permiso para volver a Cuba, propósito que obtuvo gracias a la influencia de Gaspar Betancourt Cisneros. Regresó a su Camagüey totalmente arruinado. Seguía escribiendo la Bernal Agüero.
.”…El destino había sido rudo con él: durante el destierro, su mujer,-que era su prima-había enloquecido, al verse sola y sin recursos, rodeada de una numerosa familia. Y loca, dejó muy pronto la vida”
A mi juicio aun no se ha divulgado el verdadero valor de este intento independentista que se anticipó al grito de independencia del 10 de octubre de 1868. ¿Cómo explicamos entonces que estos procesos emancipadores vieran la luz en la región centro-oriental y no en otra? Ello sin lugar a dudas condición un concepto de nacionalidad más temprano y raigal aquí que en otras regiones del país.
¨ El Solitario ¨ escribió numerosas obras literarias tanto en prosa como en versos de las que trascendieron “Meditaciones y Recuerdos”, “A la Razón”, “Recuerdos de Nueva Cork y Nicaragua”, “Al Confluente del Tínima y el Hatibonico”, “Al Patriotismo” y “El Padre Valencia y la caridad Cristiana¨.
En 1868 sintió amagos de parálisis que lo mantuvo en sillas de ruedas hasta el final de sus días, entonces, al conocer los sucesos del 10 de octubre en Yara, dictándolo compuso el canto revolucionario “A los cubanos” que fue impreso y repartido entre la juventud de Puerto Príncipe. Después de mas de 20 años de postración, a los 86 años de edad falleció el 20 de febrero de 1892 en la más terrible pobreza, En el propio trabajo “Mi Abuelito” Emilia Bernal escribió:
“…Así, bebía El Solitario su sopa de limosna todos los días. Y cuando murió, aquel que se sostuvo durante 25 años de la caridad pública, dicen que tuvo un entierro de príncipe. Las Sociedades camagüeyanas de abolengo se disputaron el honor de costearlo. ¡Que carroza funeral! ¡Cuantas coronas!¡Como acudió el pueblo al entierro!¡Y la música!¡La música!-Me contaban los primos-¡Los primos…El cumplió como bueno. La vida le fue cruel. Ahora está allá arriba sentado entre los justos por los siglos de los siglos”.
lunes, 21 de junio de 2010
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