Por MSc. Ricardo Ferrer Aluija.
Cristóbal Mendoza Durán, el 28 de noviembre de 1868 participó en el Combate de Bonilla, en lo que constituyó su primer acción militar, y no dudó de enfrentarse valientemente a las tropas que eran conducidas hacia Nuevitas bajo la égida del Conde de Balmaceda, hecho que lo vinculó para siempre con la ciudad portuaria.
Los insurrectos, entre los que se encontraba Mendoza, dirigidos por Augusto Arango, emboscaron a una poderosa columna de unos 1 500 que, bajo el mando del Conde de Valmaseda, avanzaba por el ferrocarril desde la ciudad de Puerto Príncipe rumbo a Nuevitas, con el fin de viajar más tarde por mar hacia La Habana en busca de refuerzos.
Los soldados se ocultaron en la Ceja de Bonilla. Llevaban escopetas de caza y revólveres, decidiéndose a esperar el tren escondidos detrás de los arbustos y la hierba de guinea. A las 10:00 de la mañana del día 28 asomó la silueta de la locomotora. El tren avanzaba repleto de soldados y armas. Refieren que los nervios le estallaron a uno de los mambises, y el disparo pareció un cañonazo, lo que dio inicio a una sonada balacera y los españoles, después de gastar 12 000 municiones y 20 proyectiles de cañón, se replegaron ante la obstinada resistencia de los atacantes.
Cristóbal Mendoza Durán fue secretario de Relaciones Exteriores de la república en Armas. En uno de los numerosos vapores que arribaron a Santiago de Cuba llegó en 1863. Fue descendiente de intelectuales y patriotas, uno de sus abuelos, Cristóbal Mendoza Montilla, fue amigo de Simón Bolívar y participó en las luchas independentistas de Venezuela.
El venezolano tomó parte en el incendio de Bayazo. Estando en aquella zona, Carlos Manuel de Céspedes, apreció sus dotes intelectuales y de revolucionario verdaderamente comprometido con la causa de la independencia, por lo que lo nombró en 1868 Jefe del departamento del Interior del Gobierno Provisional de la capitanía general, con jerarquía de General de Brigada. Participó en el ataque a Las Tunas en el que fungió como ayudante de Manual de Quezada. En 1870 alcanzó el grado de Coronel del Ejército Libertador.
Fue sorprendido en un rancho en Guaycamar en la Sierra de Najasa y cayó en poder del enemigo. Cuando la columna española entró en la ciudad de Puerto Príncipe ya se sabía la noticia, y los elementos más recalcitrantes recibieron con música y entre burlas al prisionero. Según ha llegado a nuestros días, en el Casino Español hubo fiesta, y el sonido de las copas al chocar y los cantos triunfalistas se escucharon hasta bien entrada la madrugada.
El valiente venezolano y mambí murió el 28 de noviembre de 1870, vestido de blanco, de quien Martí escribió: "A Cristóbal Mendoza con el alma en los labios chispeantes y la cabeza llena de letras y de lenguas." Quedó por su inteligencia y valentía inmortalizado el insigne mambí, que se vinculó a la ciudad de nuevitas combatiendo tenazmente las tropas de Valmaseda que pretendían trasladarse hasta la ciudad.
martes, 20 de diciembre de 2011
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