lunes, 28 de junio de 2010

NUEVITAS Y LAS PREFECTURAS MAMBISAS: GUERRA DE 1868.

Por MSc. Ricardo Ferrer Aluija

Como parte de la organización civil creada por el gobierno de la República en Armas, desde los inicios de la lucha por la independencia el 10 de octubre de 1868 surgieron las prefecturas y subprefecturas, que en nuestro caso concreto, siempre tuvieron en esta localidad una prioridad en su organización territorial.

El 10 de junio de 1869 en “Sabanilla” se votó una ley mediante la cual se aprobó la división territorial de los cuatro estados de la República: Oriente, Camagüey, Las Villas y Occidente. A Camagüey se le asignó las propias jurisdicciones españolas de Las Tunas, Nuevitas y Puerto Príncipe.

El 6 de agosto del propio 1869, sólo dos meses después, en una ley aprobada en Sibanicú, los tres distritos administrativos y judiciales recibieron las denominaciones de: Camagüey Septentrional (llamado hasta entonces Nuevitas), Camagüey Meridional y Las Tunas, con límites geográficos diferentes.

El Distrito Camagüey Septentrional, como el resto de los distritos se dividió en prefecturas, y estas a su vez en subprefecturas, las que se subdividieron en cuatro zonas o cuartones y el 8 de agosto del propio año por ley de Organización Administrativa aprobada en Sibanicú, se establecieron las funciones y responsabilidades de los encargados de dirigir cada una de estas instancias.
Para dirigir las prefecturas y subprefecturas, fueron designados lo prefectos y subprefectos, los que debían ser elegidos por el pueblo y en sentido general se alcanzó un alto nivel organizativo del gobierno, del que fue un buen ejemplo el territorio de “San Fernando de Nuevitas”, caracterizado por su movimiento portuario.

Aquí como en toda la comarca camagüeyana se multiplicaron las escuelas, se encomendó a los impedidos físicos y las mujeres el cultivo de la tierra y el cuidado del ganado, en menor medida que en otros distritos administrativos. Se dotó de un reglamento a las prefecturas y casas de postas, estas últimas mantenían vigilancia perenne del desarrollo de los enfrentamientos en su entorno y mantenía el servicio postal en la zona.

Una singularidad del territorio fue el hecho de haberse fomentado en parajes recónditos salinas artificiales y confección de sogas, producidas con el henequén que proliferaba en la localidad y además se emplazaron talleres de armas, herraduras, serones, sudaderos, monturas y calzados.

De este modo se explica cómo nunca faltaron a las fuerzas militares agramontinas muchos elementos indispensables como la sal, que a caldera se concentraba del agua salobre de la playa por medio del fuego, la soga, en los que tuvo una importante incidencia la acción y colaboración de los lugareños, lo que evidenció que el sistema de Gobierno Civil de la República en Armas contribuyó de forma relevante al aseguramiento de la lucha armada y la supervivencia de la población civil.

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